En catalán (y también en castellano), hay palabras de nuestro lenguaje cotidiano que utilizamos como nombres comunes pero que, en realidad, provienen de nombres de marcas comerciales. ¿Lo sabías? Esto sucede cuando un producto de una marca se hace tan conocido, que lo acabamos adoptando como término general para designar ese producto (y, a veces, también otros productos iguales pero de otra marca).

Es decir, gramaticalmente hablando, pasamos de tener un nombre propio (la marca) a un nombre común (el término general resultante), proceso que se conoce como derivación impropia o transcategorización. Se trata de una forma más de creación de palabras, surgida de la necesidad de encontrar maneras de designar los nuevos conceptos que van apareciendo. Algunas de estas palabras ya se han incorporado en los diccionarios normativos (o en otras obras), otras no tardarán en hacerlo, y otras quizás no lo harán nunca. Todo dependerá del uso que se haga, de su persistencia en el tiempo, de dónde aparezcan documentados, de cuestiones legales de la marca, etc.

Veamos unos ejemplos, ¡seguro que algunos te sorprenderán!

  • una aspirina (de la marca Aspirina)
  • un jacuzzi (de la marca Jacuzzi)
  • el porexpan (de la marca Porexpan)
  • el rímel (de la marca Rimmel)
  • el tefló (de la marca Teflon)
  • unes vambes (de la marca Wamba)
  • una vespa (de la marca Vespa)
  • unes xiruques (de la marca Chiruca)

Como puedes ver, la nueva palabra se adapta a la ortografía catalana (en función de cómo se pronuncia) y, además, pierde la mayúscula inicial del nombre de la marca, adopta un género (masculino o femenino) y hace plural, si es necesario, como cualquier otro nombre común.

A continuación te presentamos diez frases repletas de estos términos, a ver si los identificas y sabes escribirlos bien.

¡Ponte a prueba!

 

 

 

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