Si el dictamen de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) podía ser clave para el futuro de la opa del BBVA al Sabadell, este fue poco exigente y con condiciones pactadas con el banco oferente. Por eso, la fase decisiva empieza ahora y puede pasar por el gobierno español. Su presidente, Pedro Sánchez, ya ha sentado las bases para frenar esta operación de concentración, y antes del verano podría producirse el golpe definitivo.
El gobierno español tiene la potestad, si lo desea, de imponer más condiciones a la opa, incluso de vetarla, y también de vetar la fusión. Se daba por hecho que actuaría, ya que desde que se anunció la operación, hace un año, se ha mostrado muy crítico. Pero ahora ha encontrado la fórmula y se prevé que la active este mismo martes.
Pedro Sánchez anunció este lunes que realizará una consulta pública a la ciudadanía y asociaciones para que, durante 15 días, puedan dar su opinión sobre la opa. Después, el gobierno decidirá si actúa, y tendrá un mes para hacerlo, aunque puede detener el reloj cada vez que solicite información.
El anuncio no fue fortuito. Lo hizo en Barcelona, en la inauguración de la Reunió del Cercle d'Economia, de forma proactiva, sin esperar la pregunta, y ante no solo la élite empresarial, sino también del presidente del BBVA, Carlos Torres, y su homólogo del Sabadell, Josep Oliu.

Las reacciones de los presentes lo dijeron todo. Oliu se fue sin detenerse, pero se le escapó un “positivo” que resumía el sentimiento del banco y de todos los que lo apoyan. Los líderes patronales fueron más explícitos: Josep Sánchez Llibre celebró que la decisión iba en la buena dirección, menos de dos horas después de pedirle que frenara la opa, mientras que Antoni Cañete lo definió con la frase “hay partido”.
El anuncio de Pedro Sánchez generó inicialmente sorpresa entre los empresarios y directivos catalanes presentes en la reunión, que comenzó con una gran afluencia por la presencia del presidente español, ya que no es un mecanismo habitual en las operaciones empresariales. Pero pronto empezó a imponerse la idea de que podía ayudar al Sabadell, ya que significaba, de entrada, la vía de entrada del gobierno español.
Después de la intervención de Sánchez, la Reunió del Cercle d'Economia se detuvo un momento y, en la cola del café, el murmullo que recorría el auditorio era que la consulta no es más que el pretexto del gobierno del Estado para involucrarse en la operación sin parecer excesivamente intervencionista, aunque en otras empresas no ha dudado en intervenir a fondo. Un directivo lo resumió con la frase “no es inocente”.
Quien estaba menos contento era Carlos Torres, que sí hizo declaraciones a la salida del acto, pero muy políticamente correctas, mostrando su respeto a la decisión del gobierno, aunque, según ha podido saber ON ECONOMIA de fuentes cercanas al presidente del BBVA, el anuncio le tomó por sorpresa.
Un año de opa del BBVA al Sabadell
La opa del BBVA al Sabadell, presentada hace un año, ha ido superando todos los trámites. Hasta ahora, el de la CNMC ha sido el más difícil, como se preveía, ya que el ámbito de la competencia es muy sensible en un sector ya bastante concentrado tras 15 años de compras, fusiones y la desaparición de todo el sistema de cajas tanto catalán como español.
El organismo independiente que preside Cani Fernández decidió llevar el estudio de la opa a fase 2, lo que implicaba pedir la opinión del Sabadell y de partes afectadas. Sin embargo, solo escuchó al banco catalán, y hasta el final no admitió a algunas organizaciones, como Pimec y el Consejo de Cámaras, en el estudio de mercado. Aun así, no prestó mucha atención a sus argumentos.
El Sabadell criticó el pasado miércoles, cuando la CNMC emitió su dictamen aprobando con condiciones la opa, la metodología utilizada, ya que solo analizaba la concentración por códigos postales, como si fuera la concentración entre dos entidades minoristas, y no prestaba tanta atención a los segmentos de clientes. La absorción del Sabadell por parte del BBVA reduciría sensiblemente la oferta para empresas en varias zonas del Estado, como Catalunya y el País Valencià, ya que ambos bancos son de los más elegidos por las empresas.
Ahora el gobierno español no puede modificar el dictamen de la CNMC y lo tiene difícil para intervenir en cuestiones de competencia, ya que ha hablado el organismo competente. Pero puede alegar otras causas, como cuestiones de cohesión territorial. Habrá que ver qué hace, si como se prevé, acaba imponiendo sus propias condiciones a la opa. Una opción plausible también es vetar la fusión, lo que restaría atractivo a la operación tanto para el BBVA como para los accionistas del Sabadell.
La última palabra, sin embargo, la tendrán los accionistas del banco catalán, si la operación no descarrila antes. Desde el Sabadell están convencidos de que la rechazarán y no aceptarán la oferta, ya que tras la evolución de ambas entidades en el último año, ofrece una prima negativa; es decir, que los accionistas que vendan estarán perdiendo dinero. Además, el banco que preside Josep Oliu tiene previsto presentar en las próximas semanas su plan estratégico para terminar de convencerles de que la mejor opción para ellos es confiar en el Sabadell en solitario.