La tecnología no sirve exclusivamente para que puedas entretenerte con vídeos de TikTok o con patinetes eléctricos para cruzar la ciudad a toda velocidad. En ocasiones, también sirve para ayudar a los jornaleros en el campo, tal y como la compañía Ground Control Robotics nos muestra en su más reciente proyecto. Hablamos de enjambres de ciempiés robóticos, que son capaces de trabajar en campos de cultivo.
Una plaga de ciempiés robóticos para revolucionar el cuidado de los cultivos
Dan Goldman, investigador del Instituto de Tecnología de Georgia, lleva décadas estudiando la locomoción animal y ahora, gracias a la compañía mencionada anteriormente, nos muestra sus curiosos robots modulares, alargados y articulados, capaces de moverse en terrenos complejos gracias a una mecánica inspirada en los principios físicos del movimiento animal.
Es el propio Dan Goldman el que define a estos ciempiés artificiales como modelos robofísicos de sistemas vivos. Y no te creas que su labor se encuadra en llanuras lisas, sino que son capaces de moverse por terrenos irregulares y repletos de obstáculos, como los suelos de cultivos perennes como los arándanos, las fresas o las uvas.
Estos robots ni portan cámaras ni cuentan con cerebros computacionales de última generación. En su lugar, sus movimientos son el resultado de lo que se define como inteligencia mecánica: motores simples, multitud de patas y un sistema de cables que ajusta la rigidez estructural según el terreno en el que se encuentre. Dan Goldman explica que "creamos un nuevo tipo de mecanismo para llevar la actuación desde la línea central del robot hacia los lados, utilizando cables de ida y vuelta".
Es el propio investigador, en declaraciones recogidas en la página web IEEE Spectrum, el que nos ofrece algunas de las claves de sus ciempiés cibernéticos: "cuando se ajustan las cosas correctamente, el robot pasa de ser rígido a ser unidireccionalmente flexible. Y si se hace eso, lo que se descubre es casi mágico: este ser nada por entornos de complejidad arbitraria sin ninguna capacidad cerebral".
El objetivo de los robots de la compañía Ground Control Robotics es controlar la maleza. En California, se estima que eliminar las malas hierbas de campos de cultivo de arándanos puede costar alrededor de 682 euros por hectárea y más del triple en los campos de fresas. Es por ello que estos ciempiés pueden cambiar las reglas del juego. Eso sí, ¿por qué no utilizar ruedas o robots cuadrúpedos?
El investigador afirma que buscan aproximarse lo máximo al cultivo sin destruirlo. Sus robots segmentados se mueven entre los cultivos de manera fluida y si, en alguna ocasión, sus patas fallasen, estas pueden ser reemplazadas. En un primer momento, estos ciempiés realizarán labores de reconocimiento y mapeo, aunque en el futuro se espera equiparlos con láser o garras para eliminar las malezas de los cultivos.
Si hablamos de agricultura del siglo XXI, parece que el trabajo realizado en Ground Control Robotics podría servir de excepcional ejemplo acerca del uso de la robótica en el campo, con costes asumibles y con la promesa de poder escalar este proyecto a granjas reales, como ya sucede en la actualidad con proyectos pilotos en viñedos y plantaciones del estado de Georgia.