Ya están ahí porque, de hecho, empezaron a finales de octubre: desde Vigo hasta Ribadeo, y recordando a veces que se cumplen este año veinte años de la catástrofe del Prestige, las (y los, pero ellas son mayoría) mariscadoras llenan estos días las playas de las Rías Gallegas (Altas, Medias y Bajas y desde Ribadeo a Vigo) para recoger las almejas, berberechos y otros mariscos que nos vamos a comer bien a gusto de aquí a Navidades y durante las Navidades mismas. Es, cuentan, casi algo tal que una suerte de agricultura marina que da de comer a media Galicia y nos permite, cada año, llenarnos la boca de mar, pero no con uno cualquiera, si no con el fiero Atlántico.

¿Cultivos?
Lo que se recoge estos meses es lo que se ha sembrado durante el año, porque las cofradías cultivan, como si de semillas se tratase, las diferentes variedades de bivalvos que ahora se recogen hasta que alcanzan el tamaño adecuado. Durante meses, se supervisa el desarrollo de almejas finas, rubias, japónicas o babosas y de los ricos berberechos y eso implica controlar a los furtivos y vigilar la contaminación, las dos plagas que las acechan.

Pequeñas embarcaciones
Y tras largos meses, con la segunda quincena de octubre, las mariscadoras que van a pie y las pequeñas embarcaciones que, con otros aparejos y tripulaciones masculinas, recogen también navajas, volandeiras y longueirones recolectan los preciados frutos del mar que habrán de vender en las lonjas, donde las almejas y berberechos se están vendiendo a entre 7 y 30 euros y los primeros percebes llegan a precios que no superan los cuarenta. Seguramente, algunos habrán llegado ya hasta la pescadería de tu pueblo y, si eres de los que disfrutan notando el mar en la lengua, los habrás comprado. Conforme la Navidad se acerca, los precios irán subiendo y las playas, hoy llenas de esforzados mariscadores, se irán vaciando. Un secreto: los mejores berberechos son los de Noia y, si espabilas, aún encontrarás alguno antes de que las conserveras se los lleven todos. Del Prestige y del chapapote, por suerte, ya sólo se habla hoy en pesadillas y en libros como el que acaba de presentar la editorial Libros del K.O, que acostumbra, siempre, a publicar joyas más valiosas hasta que un kilo de percebes.