La jueza que investiga Alberto González Amador ha dictado una interlocutoria equivalente al procesamiento para la pareja de Isabel Díaz Ayuso por dos delitos de fraude fiscal y por falsificación de documentos. La titular del juzgado del número 19 de Madrid, Inmaculada Iglesias, pone fin a la instrucción de la pieza principal que investigaba González Amador por un fraude a Hacienda de 350.951 euros en dos ejercicios fiscales a través del falseamiento de 16 facturas. Ahora, la Audiencia de Madrid tendrá que resolver los previsibles recursos que presenten los acusados, que tienen 10 días. Si avala el procesamiento, la pareja de la presidenta madrileña se sentará al banquillo de los acusados. La magistrada también procesa el presunto testaferro del empresario, el mexicano Maximiliano Niederer, y tres vecinos de un pueblo de Sevilla. En cambio, el fiscalista que representó a González Amador ante Hacienda, Javier Fidalgo, queda fuera y se archiva su causa.
En paralelo, González Amador sigue imputado por corrupción en los negocios y administración desleal en otra pieza por sus negocios con Quiron.
El origen del caso
El caso de González Amador estalló en marzo del 2024, y solo unos días después, su abogado envió un correo a la Fiscalía admitiendo los delitos fiscales —en nombre de su cliente. En concreto, en el mensaje afirmaba "ciertamente se han cometido dos delitos", un movimiento para intentar buscar un pacto con la Fiscalía. Precisamente, la filtración de este correo electrónico está en el centro de otro proceso judicial contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por presunta revelación de secretos.
La pareja de Ayuso compareció como testigo la semana pasada y se desvinculaba de este correo. Según detalló el abogado lo había enviado “por su cuenta” y sin que lo supiera ni lo autorizara. Aun así, este miércoles transcendió que, durante su declaración, admitió que pidió a su abogado proteger a Ayuso. La Sexta revela que González Amador aseguró que "nunca" tuvo conocimiento de que su letrado había confesado en su nombre y que "no me preguntó si me parecía bien o mal". Con todo, reconoció: "Lo que no quiero es que haya ruido mediático". Y añadió: "Soy una persona anónima, incluso siendo pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, no he ido nunca a actos oficiales, es decir, he mantenido siempre mi anonimato". Admitió ante el juez que "le decía que no quería exponerme ni que hubiera ruido mediático y lo más importante, que esto no la salpicara a ella".
Por su parte, el abogado Carlos Neira, que también compareció como testigo, aseguró este martes que el empresario sí que le pidió que llegara a un acuerdo. Eso sí, admitió que no envió a la pareja de Ayuso la propuesta concreta, por lo que González Amador “no tenía conocimiento del correo”. Él lo escribió de la manera que pensó que era “necesaria para agilizar el máximo posible la conformidad”. El letrado relató que pidió verse con Alberto González Amador y le explicó que tenía dos alternativas: defender la causa o llegar a una conformidad. La pareja de Ayuso le contestó que su prioridad era “causar el menor mal a su pareja” con la solución con “menos ruido y más rápida” y el abogado le aconsejó una conformidad, que implica aceptar los hechos. González Amador le replicó que entendía lo que es, que “adelante” y que “lo dejaba” en sus manos.