Quizás, la próxima generación de robots será sin cables, baterías o motores ruidosos. Posiblemente, ni siquiera necesitan aire o calor.
Músculos de luz: la revolución de la robótica del futuro
Una reciente investigación, publicada en la revista científica Small, nos habría mostrado cómo unos músculos artificiales pueden multiplicar por tres la capacidad de movimiento de los actuales actuadores fotónicos. El trabajo, en el que han colaborado científicos del Instituto de Investigación de Tecnología Química de Corea, de la Universidad Nacional de Pusan y de la Universidad de Texas A&M, ha logrado toda una hazaña: crear músculos fabricados con elastómeros de cristal líquido, que se activan con la luz y funcionan bajo el agua.
La clave de estos músculos reside en su estructura, que está diseñada con materiales que se contraen y expanden en función de la longitud de onda de la luz que reciben. Los músculos artificiales responden a la luz ultravioleta ya la luz visible y, además, son capaces de memorizar su forma deformada durante un tiempo sin necesidad de energía constante, como si tuvieran un sistema de bloqueo incorporado.
Los primeros prototipos, con forma de muelles lineales y anulares, se han integrado en robots blandos, que son capaces de agarrar y soltar objetos o de desplazarse por conductos. Y todo ello sin necesidad de cables o baterías. Sin embargo, esto no es lo más impresionate del estudio. Los investigadores aseguran que los músculos no solo funcionan bien, sino que lo hacen mejor que los naturales. Sí, esos que tú y yo tenemos en el cuerpo.
Tan espectacular es su rendimiento, tal y como se asegura en el medio EurekAlert, que los científicos aseguran que la capacidad de trabajo de los músculos artificiales duplica a la del músculo de un mamífero y que su deformación triplica la de otros actuadores fotónicos que ya existen. Además, parece que su rendimiento, tras más de cien ciclos de activación a través de la luz, no presenta ningún tipo de fatiga aparente.
El equipo tiene previsto empezar a comercializar estos músculos a partir de 2030, fecha en la que se estaría abriendo un campo nuevo para los robots blandos en entornos complejos. Hablamos de que serían útiles tanto en inspecciones submarinas, como en biomedicina o mantenimiento industrial. La luz, presente en cualquier rincón del cosmos, nos demuestra que es capaz de mover algo más que partículas: también sirve para mover músculos, sin ruido, cables y bajo el agua.