La Armada del Ejército Popular de Liberación de China (PLAN) ha ampliado considerablemente el alcance operativo de su destructor más avanzado, el Type 055 “Lhasa” al mejorar sus servicios con aeronaves de alerta temprana aerotransportada (AEW). Esta innovación representa un cambio estratégico en la forma en que China proyecta su poder naval y mejora la efectividad de sus capacidades de ataque y defensa en múltiples dominios.

Según la prensa estatal china, incluyendo CCTV y el South China Morning Post, esta integración permite que el Lhasa reciba datos de objetivos en tiempo real desde plataformas AEW durante operaciones activas, lo que le permite atacar objetivos en el aire y en el mar a distancias que antes eran inalcanzables con los sensores embarcados. En un reciente ejercicio con fuego real bajo el Comando del Teatro del Norte, el Lhasa demostró esta capacidad al atacar blancos guiado por datos de aeronaves AEW y helicópteros embarcados.

La razón principal detrás de esta mejora significativa es la limitación del horizonte del radar en buques de superficie, que suele ser de unos 30 a 40 millas náuticas (unos 74 kilómetros) especialmente para blancos de baja altitud como misiles que vuelan a nivel del mar. Sin embargo, los aviones AEW, al operar desde grandes altitudes, pueden detectar amenazas a más de 250 o incluso 300 millas náuticas (unos 555 kilómetros). Al transmitir estos datos al Lhasa mediante enlaces seguros, el destructor puede realizar ataques de precisión de largo alcance utilizando todo el potencial de sus misiles.

Este crucero chino ya puede disparar misiles a más de 1.000 kilómetros de forma precisa

El Type 055 está armado con misiles de crucero supersónicos YJ-18, con un alcance de entre 500 kilómetros, y misiles hipersónicos YJ-21, que superan los 1.000 kilómetros. Sin apoyo externo de sensores, gran parte de este alcance no podía utilizarse eficazmente. La integración con AEW permite al Lhasa operar como una plataforma de ataque “más allá del horizonte”, multiplicando su alcance de combate hasta 15 o 20 veces más que su límite estándar.

Según el analista militar Song Zhongping, esta evolución marca un gran salto en la integración multidominio. El enfoque de red permite que diferentes plataformas realicen funciones clave como detección, lanzamiento y guiado, reduciendo la dependencia de un solo sistema y mejorando la capacidad de respuesta, precisión y supervivencia de las unidades.

Además de sus capacidades ofensivas, esta integración mejora también la defensa del Lhasa. Aunque está equipado con el sistema de defensa aérea HQ-9B (con un alcance de 260 kilómetros), su eficacia frente a amenazas de baja altitud era limitada sin AEW. La conexión de datos cierra esas brechas de detección, fortaleciendo la defensa aérea marítima.

Song también comparó este avance con el concepto estadounidense de Joint All-Domain Command and Control (JADC2), que busca integrar sensores y armas en todos los dominios de forma coordinada. La PLAN parece adoptar una versión china de la llamada “guerra en mosaico”, en la que plataformas diversas se enlazan como una fuerza modular adaptable.

Botado en 2021, el Lhasa desplaza unas 12.000 toneladas, cuenta con 112 tubos de lanzamiento vertical y radar de doble banda AESA. Su integración con AEW marca un paso clave hacia una guerra centrada en redes, incrementando la capacidad de proyección de poder y la seguridad operativa en escenarios marítimos complejos. Por tanto, China está incrementando su poder naval a costa de Estados Unidos. El Lhasa es la prueba irrefutable de esta tendencia que no solo se da en el mar, también en sistemas aéreos y terrestres. El gigante asiático cada vez está más listo para heredar la hegemonía mundial del país norteamericano.