Santiago Abascal hace ya tiempo que demostró que lleva mal la crítica, tanto la externa como la interna. Contra la externa empezó poniendo un cordón sanitario que impedía a muchos medios acudir a sus ruedas de prensa. Pero con el tiempo ha acabado convirtiendo Vox en un cortijo: solo manda él y los sectores críticos pasan por un proceso de pérdida de funciones hasta acabar purgados de la organización. Este martes ha completado la depuración del núcleo fundador de la organización ultra con la expulsión de Javier Ortega Smith de su ejecutiva. Aunque conservará, al menos por el momento, su acta de diputado y de portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, sigue los pasos de personas importantes hasta hace muy poco tiempo, como Macarena Olona o Iván Espinosa de los Monteros.
El hecho de que Vox sea una formación ultra de raíz franquista no obliga necesariamente a que la organización se comporte con un cesarismo y un caudillaje de un líder que anula todo lo que tiene alrededor y es incapaz de tolerar la menor disidencia. Abascal echó a Ortega Smith de la vicepresidencia en 2024 y ahora ha aprovechado los resultados de Extremadura, donde la formación verde ha pasado de 5 a 11 diputados, para completar la faena apartándole y, de paso, enviar un mensaje a la organización: "Aquí solo mando yo" y el liderazgo no se comparte y tampoco hay un número dos que se pueda considerar como tal. Nombra y cesa a su antojo mirando que nadie le haga sombra.
El ascenso de la catalana Julia Calvet en Vox hay que leerlo en clave de disputa por el voto con Aliança
Hay un dato curioso en Vox, el auge del peso catalán en la organización. La sustituta de Smith en la ejecutiva es diputada en el Parlament, Julia Calvet; el secretario general, Ignacio Garriga, preside Vox en la Cámara catalana, y el barcelonés Jorge Buxadé ha sido hasta 2024 vicepresidente del Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos, hasta que desembarcó en Madrid para diseñar una organización más vertical en beneficio de Abascal. El caso de la diputada Calvet, una parlamentaria joven, jurista y valor en alza, también hay que leerlo en clave de la disputa por el voto con Aliança Catalana. No el voto en el eje identitario Catalunya-España, claro está, sino en el que utiliza tintes xenófobos contra la inmigración.
Las encuestas le dan un buen resultado a Abascal en unas elecciones en Catalunya, por encima del Partido Popular, que no es poca cosa. Pero Sílvia Orriols le ha bloqueado una parte del crecimiento que sí llevará a cabo en el resto de España. Esa situación provoca nerviosismo en Vox y de ahí la promoción de perfiles como Calvet, activista antiindependentista y expresidenta de la asociación estudiantil S'ha Acabat! Abascal ha visto cómo Orriols le empezaba a quitar votos en el cinturón de Barcelona, un fenómeno que también ha identificado el PSC, lo que tiene su lógica: ¿a quién le va a robar votos Orriols en el cinturón, a Junts o Esquerra, muy mermados en estas poblaciones?