“Solo os pido que me mandéis cartas para recibir cosas vuestras (...) poned dentro del sobre algo que huela a casa, a nuestra casa.” Es una de las frases conmovedoras que escribieron Joan Tura Ros y Joan Molins Maynou (el primero se las escribía) en 1940. Era la última carta que enviaron a la familia, en Mollet del Vallès, antes de ser asesinados en los campos  d'extermino nazis. Montserrat Tura i Camafreita -médica de profesión, alcaldesa de Mollet del Vallès durante cuatro legislaturas con el PSC, diputada en el Parlament y consellera de Interior (2003–2006) y de Justicia (2006–2010)- recupera la historia de estos jóvenes en el libro On es pon l’esperança, en un ejercicio de memoria  colectiva molletana y catalana, y  en defensa de la democracia y los derechos de las personas. Además de Tura -el hermano mayor del padre de la autora- y Molins,  también reproduce vivencias de Vicenç Bachs Vilà, Pere Cuyàs Niubó y Antonio López Tarragona. Cinco jóvenes vitalistas, que defendieron la República y después en Francia, como trabajadores extranjeros, lucharon contra el “monstruo”, como define la autora al régimen de Hitler.

Montserrat Tura presentará el libro, acompañada del conseller de Justicia, Ramon Espadaler, este sábado a las seis de la tarde en el Parque de Can Mulà, en Mollet. Actuará Maria del Mar Bonet.  

“Es una voz que nos interpela desde el silencio, una voz que nos recuerda que la defensa de los derechos humanos no es una tarea acabada, sino una responsabilidad permanente”, afirma Espadaler de los jóvenes homenajeados, en el prólogo del libro. On es pon l'esperança se integra en la colección “Memorias” del Memorial Democràtic. Esta colección recoge testimonios -reconocidos o anónimos- que han dejado constancia oral o escrita de experiencias significativas vinculadas a períodos o hechos históricos concretos.

Anuncio del acto de este sábado

Contra los regímenes totalitarios

En conversación con ElNacional.cat, Montserrat Tura aclara que ha hecho un ensayo “para reflexionar” y para recordar que esta “generación le cae encima la defensa de la libertad y también de la civilización”. Tura hace pinceladas de la evolución de su querido Mollet, con el contexto histórico, político y social de esos años convulsos, y las emotivas cartas de algunos de estos cinco jóvenes conservadas por las familias como tesoros.

“Cuando nacieron, Mollet del Vallès tenía unos 2.500 habitantes. Cuando se marcharon por última vez, ya vivían más de 6.000”, relata. También recuerda a Feliu Tura, alcalde de Mollet y padre de Joan, a quien define como impulsor de llevar la cultura a todo el pueblo. Montserrat Tura hace un homenaje a sus antepasados, pero también hace un canto coral a todo el pueblo, a una época feliz, con el baile de gitanas, y la defensa de la tierra y  los progresos compartidos que reclamaba el sindicato Unió de Rabassaires. También a los olores que nos transportan.

“Quiero que la gente piense, que alertamos del germen del supremacismo”, declara Tura a este diario, en esta época en que la extrema derecha vuelve a señalar a los migrantes, como el problema de todos los males.  “Una cosa es la libertad de expresión, pero cuando se convierte al otro en un no-ser humano es supremacismo, es terrorífico”, sostiene la autora, sobrina del jurista y exministro de Cultura Jordi Solé Tura.

“Hay que relatar los hechos que llevaron a cinco jóvenes molletanos a combatir el levantamiento fascista en su propia tierra y el nazismo en tierras lejanas. De estos hechos, se debe dejar constancia escrita para que no desaparezca de la memoria colectiva molletana” expresa en el libro Montserrat Tura. Abiertmente denuncia la explotación que vivieron en Francia, como trabajadores esclavos, y como los pusieron en primera línea para detener el avance de las tropas nazis y sus temidos Panzers, los tanques blindados alemanes. Tampoco no esconde el futuro lleno de uniformes y de represión si hubieran regresado a Catalunya. 

Cinco adoquines stolpersteine recuerdan a los  jóvenes en Mollet del Vallès. “A la familia nos gusta que se recuerde a Joan por el trabajo hecho antes de marcharse hacia el norte con una bicicleta detrás su padre. Campesino, aparcero, responsable de la internacionalización de los productos que cultivaban los campesinos humildes. Transformaron la economía del campo y pusieron la cultura por delante de todo. También es importante que, cuando veáis el adoquín de Joan Molins, penséis en su sueño de ser taxista, reparando una y otra vez su viejo Hispano-Suiza. O que, cuando hagáis lo mismo, imaginéis a Vicenç Bachs haciendo el mantenimiento de los telares de Can Fàbregas o a Antonio López buscando mejores condiciones de vida para los obreros”, escribe Montserrat Tura.

Es un libro impactante, pero a la vez lleno de energía.