Después de tres semanas monitoreando a una decena de trabajadores de la campaña de la fruta en Térmens (la Noguera), en el marco de un estudio de la Universidad de Lleida, el grupo de investigadoras apunta que la ingesta de agua mezclada con electrólitos, es decir, sodio y potasio, mejoraría el estado de deshidratación de los temporeros ante las altas temperaturas. La investigación se ha llevado a cabo coincidiendo con el inicio de la campaña de cosecha de la pera limonera, que empezó a finales del mes de julio, y forma parte del proyecto Hidroponent, que el año pasado ya recogió datos de los trabajadores, determinando que la mitad de estos presentaban signos de deshidratación.

Para realizar la investigación, los trabajadores han sido equipados con unos sensores no invasivos, que calculan su estado de hidratación al detectar la pérdida de agua y electrólitos, como el sodio, a partir del sudor. Por una parte, un dispositivo mide la sudoración en tiempo real y otro la acumulada. El estudio consistía en la ingesta cada hora, por parte de los trabajadores, de agua fresca enriquecida con electrólitos. A partir de aquí, las investigadoras han hecho un seguimiento de su respuesta física a la pérdida de líquidos y sodio durante la jornada laboral.

Coincidiendo el trabajo de campo con los días de más calor de este verano, los primeros resultados preliminares señalan que las personas que no siguen la pauta de agua con electrólitos pierden más sodio y potasio que el resto de trabajadores que la siguen. Por lo tanto, "prevemos que cuando analizamos los resultados podamos ver que los electrólitos aportan esta necesidad de reducir esta deshidratación que acabamos sufriendo todos cuando nos exponemos a altas temperaturas durante mucho rato al aire libre", ha explicado la investigadora del proyecto Anna Espart en declaraciones a la ACN.

Detección precoz de los síntomas de deshidratación

El objetivo principal, pues, es poder identificar los factores de riesgo para la salud asociados a las altas temperaturas, lo cual facilitará la detección precoz de la deshidratación y su abordaje de manera personalizada y adaptada al contexto. Justamente, durante la última ola de calor que ha vivido Catalunya a principios de este agosto murió un temporero en Alcarràs cuando estaba trabajando en la cosecha de la fruta. El hombre, de 61 años, sufrió una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda en un contexto de estrés originado por el calor. Así, los resultados que se obtengan de este estudio servirán, tanto para las administraciones como para entes relacionados con la campaña de la fruta, para diseñar qué intervenciones contra la deshidratación se tienen que implementar, no solo con los temporeros sino con cualquier persona que trabaja en condiciones similares.

En medio de la polémica, originada por la muerte del temporero de Alcarràs, la organización Fruta con Justicia Social exigió paralizar la cosecha en aquellas empresas que "no protejan a sus trabajadores delante de las altas temperaturas" y consideró "inexplicable" a las cuales se obligue a trabajar personas con temperaturas superiores a los 40 grados.

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