Continuamente realizamos actos que van en contra de lo que sabemos que está bien o, más bien, de lo que deberíamos hacer. Por ejemplo, tomar dulces aunque tengamos el convencimiento interno de que no es bueno para nuestra salud. Esto, según algunos científicos, se debe a que el procesamiento del cerebro de las señales corporales internas interfiere con nuestra capacidad de actuar libremente.

Sobre esta premisa, un equipo de expertos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, ha descubierto algo curioso: es más probable que tomemos una decisión de forma más voluntaria y libre si en ese momento estamos exhalando.

El estudio ha sido publicado en la revista Nature y supone una nueva perspectiva en el debate neurocientífico sobre el libre albedrío y la participación del cerebro humano. Según los científicos, con su investigación están demostrando que la acción voluntaria de una persona está vinculada al estado interno de su cuerpo, especialmente a la respiración.

Pensando

El estudio analiza una señal de nuestro cerebro que se llama potencial de preparación, que aparece no solo antes del movimiento muscular voluntario, sino también antes de que uno se de cuenta de que tiene intención de moverse. Aparece constantemente cuando se mide la actividad cerebral justo antes de llevar a cabo los actos de libre albedrío (la potestad de actuar libremente).

Como es una señal que precede a la experiencia consciente, algunos creen que demuestra que, en realidad, el libre albedrío no existe. Es decir, el cerebro ya ha puesto en marcha los mecanismos de tomar una decisión antes de que seamos conscientes de haberla tomado. Pero lo cierto es que todavía no ese conoce con exactitud el mecanismo que hace que las neuronas del cerebro trabajen juntas para tomar una decisión.

En algunas investigaciones se ha sugerido que la capacidad de tomar decisiones libremente puede estar intrincadamente conectada al resto de nuestro cuerpo. Esto es precisamente lo que sugiere el estudio suizo. Que el origen del potencial de preparación está relacionado con la respiración. O más concretamente que el ciclo regular de respiración es parte del mecanismo que conduce a la toma de decisiones conscientes y a los actos de libre albedrío. Y que es más probable que iniciemos movimientos voluntarios a medida que exhalamos.

Según la investigación, el patrón de respiración puede usarse para predecir cuándo las personas comienzan a llevar a cabo una acción voluntaria, lo que abre un camino inmenso para analizar el comportamiento y para ayudar a personas que padecen enfermedades en las que se presenta un déficit en el control de la acción voluntaria, como los trastornos obsesivos compulsivos, la enfermedad de Parkinson y el síndrome de Tourette.

Ajedrez (1)

Para demostrar esta teoría, los científicos pidieron a 52 personas que presionaran un botón a voluntad. Se tomaron datos de la actividad cerebral mediante electroencefalogramas, de la actividad respiratoria y la cardíaca. Descubrieron que el potencial de preparación y la acción voluntaria (presionar el botón) estaban relacionados con el estado interno del cuerpo, el ciclo de respiración regular, pero no con los latidos del corazón. Los participantes iniciaron movimientos voluntarios con más frecuencia durante una exhalación que durante la inhalación. Pero ellos mismos desconocían por completo este acoplamiento y no fueron conscientes.