Año tras año aumentan las cifras de personas que desarrollan el síndrome metabólico. Así lo demuestra este estudio publicado en The Journal of the American Medical Association que apunta al insuficiente papel que llevan a cabo las instituciones para dar a conocer los factores y los riesgos de desarrollar esta patología.

Pero… ¿cómo puede una persona saber cuando tiene síndrome metabólico? Se considera que hay presencia de la patología cuando se producen tres o más de estas cinco condiciones: hipertensión, azúcar elevado en sangre, sobrepeso u obesidad, niveles altos de triglicéridos y niveles bajos de colesterol HDL, también conocido como bueno

Perímetro abdominal

En ocasiones, cuando está presente esta patología en una persona hay más riesgo de que sea la antesala de enfermedades mucho más peligrosas como la diabetes, la enfermedad cardiovascular y las enfermedades coronarias. El estrés, el aislamiento, la facilidad de acceso a alimentos de peor calidad y el poco tiempo para poder realizar ejercicio físico son algunas de las razones que están haciendo aumentar estas cifras de enfermos de forma considerable. Razones que en este confinamiento han cobrado aún más importancia.

También es importante tener en cuenta la edad. Las personas que sufren los trastornos derivados del síndrome metabólico suelen tener entre 65 y 75 años. La presencia de enfermedades como la diabetes, la enfermedad cardiovascular y las enfermedades coronarias pueden poner sobre alerta de lo que está ocurriendo en el organismo.

Una vez que se ha identificado la posible presencia de este padecimiento, se debe acudir al médico, porque las consecuencias de sufrir síndrome metabólico y no ser tratado pueden ser devastadoras para la salud de una persona. Además, es importante llevar a cabo cambios en el estilo de vida para reducir ese riesgo. 

Según un estudio, las mujeres blancas, tenían una mayor posibilidad de desarrollarlo, pero lo cierto es que no existen todavía nociones claras al respecto. Lo que sí hay que hacer es adoptar lo más rápido posible unos hábitos de vida saludables para evitar el progreso de la enfermedad.

Ejercicio

Debe haber un cambio en la alimentación para perder peso y disminuir el perímetro abdominal, uno de los factores de riesgo. A continuación se podrá llevar a cabo una fase de estabilización, pero es importante lograr un peso equilibrado. El ejercicio también es otro de los pilares fundamentales para el tratamiento y la prevención. En situaciones como esta se debe realizar a diario, combinando ejercicio aeróbico que puede ser desde pasear a hacer bicicleta o natación con el anaeróbico y de fuerza, al que se le pueden dedicar menos de diez minutos al  día y comenzar a tener buenos resultados.