Hace unos días se presentó en Londres una importante investigación publicada en la revista Nature en la que se han encontrado diferencias significativas entre los microbiomas de los bebés nacidos por cesárea y los bebés nacidos por vía vaginal; es decir, en las bacterias que se encuentran en el intestino y que parecen jugar un papel fundamental en nuestra salud.

Al parecer, los niños nacidos por parto vaginal obtienen la mayoría de sus bacterias intestinales de su madre, mientras que los bebés nacidos por cesárea tienen más bacterias asociadas con los hospitales. La diferencia desaparece cuando los bebés son destetados.

Manos

Según los expertos, el momento del nacimiento es crítico en este sentido. Los bebés son estériles en el útero y al llegar a este mundo su intestino tiene bacterias. La hipótesis que lanzan es que en ese momento de nacer, se establece el sistema inmune para la vida futura. Las bacterias más comunes encontradas en los bebés nacidos por cesárea se llaman patógenos oportunistas, que pueden ser transportados por personas sanas sin causar ningún problema, pero pueden causar enfermedades cuando el sistema inmunológico no funciona correctamente o llegar a un lugar que no deberían, como los tejidos o el torrente sanguíneo.

Aunque estas diferencias desaparecen entre los seis y nueve meses de vida, la media de edad del destete, los científicos quieren averiguar si esta circunstancia tiene consecuencias en la salud de las personas a largo plazo. Es decir, si el nacimiento por cesárea o por parto natural tiene implicaciones clínicas y microbiológicas en la vida de las personas.

Se sabe que los nacidos por cesárea tienen un riesgo ligeramente mayor de sufrir enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario, como el asma, la enfermedad inflamatoria intestinal y otras afecciones alérgicas. Pero también es cierto que en ocasiones, una intervención de este tipo puede salvar la vida del bebé y de su madre, por lo que es importante no demonizar esta técnica.  

El estudio

El trabajo realizado se basa en un análisis de 1.679 muestras de bacterias intestinales de casi 600 bebés sanos y 175 madres. Se tomaron muestras fecales de bebés de cuatro, siete o 21 días de edad, que habían nacido en hospitales del Reino Unido por parto vaginal o cesárea. A algunos bebés se les hizo seguimiento hasta el primer año de vida.

Bostezo

Como señalábamos anteriormente, los bebés nacidos por cesárea tenían más bacterias de las que causan infecciones en los hospitales del Reino Unido, donde se realizó la investigación. También es cierto que a todas las mujeres a las que se les practica una cesárea en este país, se les prescriben antibióticos antes del nacimiento para prevenir infecciones postoperatorias. Esto significa que el bebé también recibe esta dosis a través de la placenta, lo que a su vez podría causar algunas de las diferencias de microbioma observadas.

En cualquier caso, la investigación tiene mucha importancia porque se está analizando desde la ciencia el papel exacto que cumple el microbioma en el recién nacido y en su salud a largo plazo. De hecho, en los últimos años, se está relacionando el papel de estas bacterias en la aparición de determinadas enfermedades como la obesidad, los problemas metabólicos o la inflamación crónica, entre otras. Se cree que su presencia tiene una acción determinante en la esperanza de vida de las personas, aunque lo cierto es que todavía es pronto para aventurarse a sacar conclusiones certeras, porque la cuestión es mucho más compleja de lo que parece e intervienen otros factores que pueden distorsionar las conclusiones.