El plástico es un material que está presente en la mayoría de objetos que tocamos a lo largo del día. Su fácil producción y el precio suponen un grave problema, ya que, son muy difíciles de descomponer y tienen una vida útil muy larga. El problema viene cuando se rompen y se convierten en microplásticos que se cuelan en cualquier grieta e, incluso, pueden acabar en nuestro interior. Los residuos plásticos reducidos a micro y nanopartículas que circulan en el aire, agua, alimentos y productos de uso diario han empezado a generar inquietud en los últimos años por sus efectos nocivos en la salud, después de ser identificadas en tejidos y órganos humanos, como el cerebro, la placenta, los pulmones, los testículos, el hígado e incluso la leche materna. Ahora, una nueva investigación presentada en el 41.º Congreso Anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE, por sus siglas en inglés) ha revelado la presencia de microplásticos en fluidos reproductivos humanos. El estudio liderado por el investigador Emilio Gómez-Sánchez, de la Universidad de Murcia, plantea importantes preguntas sobre sus posibles riesgos para la fertilidad y la salud reproductiva.

Presencia de microplásticos

El estudio ha analizado las muestras de fluido folicular de 29 mujeres en tratamiento de reproducción asistida y fluido seminal de 22 hombres. Las muestras se conservaron congeladas en vidrio para evitar contaminación externa por plástico, y analizadas mediante pirólisis acoplada a cromatografía de gases y espectrometría de masas (Py-GC-MS), una técnica sensible y específica para la identificación de polímeros plásticos. Además de los análisis hechos en el laboratorio en busca de los microplásticos, los participantes completaron un cuestionario detallado sobre hábitos de vida, dieta, exposición a plásticos y factores ambientales, en un esfuerzo por mapear posibles rutas de exposición y acumulación de microplásticos en el organismo humano. Los análisis permitían detectar la presencia de microplásticos de un tamaño de hasta 20 micras. En total, se detectaron microplásticos en el 69% de las muestras de líquido folicular femenino y en el 55% de las muestras de líquido seminal masculino.

El análisis identificó la presencia de polímeros de uso común, como el politetrafluoroetileno (PTFE, más conocido por su nombre comercial, teflón), un plástico de uso generalizado en la industria, destaca como el más abundante tanto en las muestras femeninas como en las masculinas. Además, también ha detectado el poliestireno (PS), el  tereftalato de polietileno (PET), la poliamida (PA), el polipropileno (PP) o el poliuretano (PU) tanto en las muestras de los hombres como en las mujeres. En el líquido folicular, hasta el 31% de las muestras tienen PTFE, mientras que el PP suma un 28%, el PET un 17%, la PA un 14%, el polietileno un 10%, el PU otro 10% y el PS un 7%. En el caso del líquido seminal, el PTFE encabeza los porcentajes con un 41%, seguido por PS (14%), PET (9%), PAN (5%) y PU (5%).

Afectación en los óvulos y espermatozoides

El investigador principal del estudio, director del laboratorio de reproducción asistida de Next Fertility Murcia, Emilio Gómez-Sánchez, pone esta investigación en perspectiva con trabajos previos del mismo ámbito. Según su valoración, "estudios anteriores ya habían demostrado que se pueden encontrar microplásticos en varios órganos humanos. Por lo tanto, no nos sorprendió del todo encontrar microplásticos en los fluidos del sistema reproductivo humano, pero nos llamó la atención el común que eran: se encontraron en el 69% de las mujeres y el 55% de los hombres que estudiamos". Según el mismo Gómez-Sánchez, los datos apuntan a la necesidad de investigar sus posibles efectos, pero todavía no existen pruebas concluyentes en humanos. En palabras del investigador: "Lo que sabemos por los estudios en animales es que, en los tejidos donde se acumulan los microplásticos, estos pueden provocar inflamación, formación de radicales libres, mal en el ADN, senescencia celular y alteraciones endocrinas". Gómez-Sánchez advierte, a más, que "es posible que puedan afectar a la calidad de los óvulos o los espermatozoides en los seres humanos, pero todavía no tenemos bastantes pruebas para confirmarlo".

A partir de este estudio, el equipo planea ampliar la investigación en una muestra más numerosa. La nueva fase incluirá cuestionarios sobre el estilo de vida y la exposición ambiental de los participantes para obtener una visión más detallada sobre la relación entre los microplásticos y la función reproductiva. Los investigadores también buscarán patrones que permitan comparar la presencia de estos polímeros con la calidad de óvulos y esperma. Ante un tema delicado y con posibles repercusiones sociales, Gómez-Sánchez recomienda no alarmarse: No hay motivo para alarmarse en este momento. Los microplásticos son solo uno de los muchos elementos que pueden influir en la fertilidad. No obstante, es juicioso considerar maneras de reducir nuestra exposición a ellos.