Cada vez está más claro, científicamente hablando, que el papel que juega la dieta en nuestra salud es fundamental. Uno de los últimos estudios realizados, publicado recientemente en The Lancet y con una gran repercusión en todo el mundo, ha concluido que una mala alimentación es más peligrosa que la hipertensión o fumar.

El abuso de productos ultraprocesados y la mayor ingesta de hidratos de carbono de absorción rápida y sal, que caracteriza a la dieta de buena parte del mundo occidental, está causando estragos y disparando la incidencia de patologías como la obesidad, el cáncer, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, por citar los ejemplos más evidentes.

El Doctor William Li es un reconocido médico, científico y uno de los mayores expertos mundiales en angiogénesis (es Presidente y Director Médico de la Fundación para la Angiogénesis, con sede en Estados Unidos). La angiogénesis es la formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de otros preexistentes y cuando se mantiene en el tiempo, es una característica de enfermedades como la diabetes mellitus, la psoriasis y la artritis reumatoide. Además, es esencial para el crecimiento tumoral y la formación de las metástasis.

Su charla ¿Podemos comer para morir de hambre?, incluida dentro del programa TED Talks, lleva acumuladas más de 11 millones de visitas en todo el mundo. Li es autor del libro Comer para vencer la enfermedad, en el que analiza cómo debe ser una dieta saludable para mejorar nuestro organismo y prevenir las patologías más importantes.

Según recoge en su libro, uno de los problemas de la alimentación hoy en día, además del incremento de alimentos poco saludables que ingerimos, es la cantidad de buenos alimentos que hemos ido abandonando en nuestra dieta. Por eso, hace una lista de alimentos que deberíamos incluir semanalmente en nuestros menús. Estos son cinco de ellos:

  • Frutas con hueso. Ciruelas, albaricoques, melocotones, mangos y cerezas. Fomentan la creación de colágeno (proteína indispensable y con más presencia en nuestro organismo), fortalecen los huesos y mantienen en buen estado la microbiótica intestinal.
  • Frutos secos. Nueces, almendras, avellanas, anacardos y pistachos. Todos ellos contienen una gran cantidad de polifenoles y ácidos grasos omega 3, que se asocian con un menor riesgo de muchos tipos de cáncer. 
  • Pescados grasos. Salmón, sardinas, caballa o anchoas. Son fuentes de omega 3, ácidos grasos esenciales que nuestro cuerpo no produce y que ayudan a combatir la inflamación, equilibran el sistema nervioso y mejoran el estado de ánimo. Las nueces también contienen una gran cantidad de fibra dietética, que alimentan nuestras bacterias intestinales. 
  • Canela. Contiene ácido cinámico, que tiene efectos anti-angiogénicos y previene la aparición de los vasos sanguíneos no deseados que pueden incidir en el crecimiento tumoral y la metástasis.
  • Pan de masa madre. La masa madre contiene una bacteria llamada Lactobacillus reuteri, que ayuda a estimular nuestro sistema inmunológico.