Puede parecer una pregunta frívola o incluso sin sentido, pero lo cierto es que son muchos los investigadores los que llevan años tratando de averiguar si la época en la que nace un ser humano afecta a su riesgo de perder la vida. Durante tiempo, científicos de países como Japón, Estados Unidos, Alemania, Suecia o Lituania, entre otros, han dedicado sus esfuerzos para responder a esta incógnita.
En investigaciones anteriores, los resultados ofrecieron los datos de que en el hemisferio norte del planeta, aquellos nacidos en el mes de noviembre gozan de un menor riesgo de mortalidad general que los demás y, en cambio, el mes de mayo es el de mayor riesgo. En cuanto a los habitantes del hemisferio sur, las tornas cambian en seis meses, siendo mayo el de menor peligro y el de noviembre, el de mayor riesgo.
Pese a todos los trabajos que habían realizado hasta ahora, no existía una explicación de por qué los resultados arrojaban los datos anteriormente señalados y no otros, y por qué el nacimiento de una persona en una determinada época del año puede influir en la salud de la vida de un ser humano.
Recientemente, científicos del Hospital Brigham and Women's y la Escuela de Medicina de Harvard, ambos en Boston, se hicieron la pregunta otra vez y los resultados del trabajo han sido publicados en BMJ.
La investigación
Los científicos se hicieron con datos del Estudio de Salud de Enfermeras, que comenzó en la década de 1970 e involucró a 121.700 enfermeras norteamericanas que tenían entre 30 y 55 años en el momento del registro. El conjunto de datos incluía su historial médico, peso, estatura, tabaquismo, demografía y factores de estilo de vida.
De entre todas las enfermeras se escogieron como válidas para el estudio a 116.911 participantes y los autores recopilaron información sobre las causas de cualquier muerte que se pudiera producir. Durante los 38 años que duró el seguimiento, se dieron 43.248 muertes.
Cuando los investigadores ajustaron su análisis para un rango de variables, no encontraron una asociación significativa entre la mortalidad general y el mes o la estación de su nacimiento. Sin embargo, identificaron un efecto sobre el riesgo de mortalidad cardiovascular. En comparación con las mujeres nacidas en noviembre, las que nacieron de marzo a julio tuvieron una mayor mortalidad por enfermedad cardiovascular, mientras que las mujeres nacidas en diciembre tuvieron la menor mortalidad relacionada con la dolencia referida.
Cuando observaron la enfermedad cardiovascular y las estaciones, identificaron una relación pequeña pero estadísticamente significativa. Midieron un aumento en el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca para los nacidos en primavera y verano en comparación con los nacidos en otoño. Después de tener en cuenta varios factores –incluidas las variables familiares y socioeconómicas–, la relación continuó siendo significativa. Unos resultados que están en línea con otros trabajos a gran escala, como uno de los más importantes llevado a cabo años antes en Suecia.
El factor vitamina D
Algunos científicos creen que la vitamina D podría desempeñar un papel destacado en todo este asunto. Argumentan que si una mujer embarazada experimenta menos luz solar durante el embarazo, por ejemplo, en los meses de invierno, puede ser deficiente en vitamina D. Un déficit que podría aumentar el riesgo cardíaco del feto en su vida futura.
En cualquier caso, no existe un consenso en que esta afirmación sea realmente un hecho que se sostenga científicamente y con el paso del tiempo.
Respecto a lo que sí hay cada vez aceptación, es que los últimos estudios sobre la influencia de la época del año en la que se nace y su incidencia en el riesgo de mortalidad, pueden ser convincentes, dado el gran conjunto de datos utilizado, lo detallado de los análisis y la coincidencia en las conclusiones de la mayoría de ellos.