El independentismo ha escenificado este martes su crisis más profunda. Tensión dentro y fuera del Parlament. Mientras el malestar entre Junts per Catalunya y ERC recorría desde primera hora de la mañana los pasillos y los despachos de la Cámara, una parte de los manifestantes convocados en torno a la Ciutadella han conseguido saltar el cordón de seguridad y han llevado su protesta a las puertas del Parlament.

La tensión y los nervios han empezado sobre las nueve y media de la mañana con una convocatoria inesperada del presidente del Parlament, Roger Torrent, anunciando una declaración pública en el despacho de audiencias. Torrent ha comparecido media hora más tarde para comunicar que el pleno de investidura previsto a las 15 horas quedaba aplazado. Ha argumentado la necesidad de esperar a la resolución del TC sobre las alegaciones de JuntsxCat para asegurar un pleno de investidura "efectivo y con garantías".

Junts per Catalunya, que ignoraba la decisión, ha hecho pública su irritación de manera inmediata. A partir de aquí el tira y afloja no ha parado de cruzarse. Mientras ERC reprochaba que el grupo de Puigdemont no les había informado, tal como habían acordado, de cómo se haría la investidura, JuntsxCat replicaba que todo quedó atado -y recogido en un documento- en una reunión de los miembros independentistas de la Mesa el lunes por la tarde en que estuvieron presentes también los asesores jurídicos de cada grupo.

Los republicanos sostenían que Torrent había telefoneado a Puigdemont para avisarle y que el president no le descolgó el teléfono porque no tenía registrado su número. Los de Junts per Catalunya replicaban que el vicepresidente primero, Josep Costa, habló con Torrent antes de la comparecencia y que no le explicó el anuncio que tenía intención de hacer.

En el trasfondo, aparece el malestar de los republicanos por el escrito en que Puigdemont reclamó el lunes el amparo del presidente del Parlament y que ERC ha interpretado como una maniobra que situaba toda la presión sobre Torrent y el Grupo Republicano. De hecho, la tensión entre los dos grupos se arrastra desde la campaña electoral del 21-D y el escrito actuó como detonador final.

En medio, la CUP tampoco esconde el enfado. Y se lo ha hecho saber directamente al presidente del Parlament en una reunión a primera hora de la tarde, donde tanto Carles Riera como Natàlia Sànchez han expresado sin ambages lo que pensaban de la decisión de aplazar el pleno.

Después de este encuentro, Torrent se ha marchado del Parlament y ya no ha vuelto. Tampoco estaba la presidenta del Grupo Republicano, Marta Rovira. Por el contrario, JuntsxCat ha convocado un encuentro de sus diputados, donde ha intervenido también al president desde Bruselas a través de videoconferencia, y donde se ha hecho evidente la profunda irritación de los diputados. El grupo se ha citado de nuevo antes de las 15h en el Parlament, cuando estaba previsto inicialmente el comienzo del pleno, en lo que tenía que ser un gesto de protesta por el aplazamiento.

También la CUP se ha presentado a la Cámara a la hora prevista, y no sólo eso sino que se han sentado en sus escaños para expresar la protesta. Los cuatro diputados anticapitalistas sentados en un pleno con el resto del escaños vacíos.

Mientras los reproches que se lanzaban públicamente los independentistas iban haciendo cada vez más evidente la tensión entre JuntsxCat y ERC, los manifestantes en la puerta del Parlament han saltado el cordón de seguridad y se han manifestado durante horas en las puertas de la Cámara. De hecho, algunos de ellos han instalado tiendas de campaña para pasar la noche.

Después de días con la imagen de dos furgonetas del Cuerpo Nacional de Policía haciendo guardia ante el acceso al parking del Parlament, el lunes por la noche los Mossos tomaron el relevo y han sido los BRIMO los que han tenido que controlar a los manifestantes.

El último movimiento ha sido el de Puigdemont. El president ha colgado un mensaje pasadas las ocho de la noche en las redes para reclamar unidad del independentismo, pero al mismo tiempo para reprochar a los republicanos que es falta de realismo pensar que actuando como alumnos aventajados del 155, acabarán con el 155.