Hasta 40 europarlamentarios, la mayoría españoles, han intervenido en el debate sobre la ley de amnistía que el Congreso español tramita desde este martes. Carles Puigdemont asistía desde su escaño en Bruselas y no ha intervenido en ningún momento. Después ha dicho que ha sido un circo, como acredita la fotografía de portada de ABC. Se adivina un Parlamento Europeo casi vacío —son 705 diputados— en el que un señor del PP, de pie, hace el mismo gesto que el Cristóbal Colón del puerto de Barcelona: cara de indignación, pinta de estar gritando, el brazo alargado señala con el índice de la mano derecha a alguien que no sale en la imagen. Es de una solemnidad cómica, tan banal como el contenido del mismo debate.

La Vanguardia mata la comedia con un título de portada como un martillazo: "Bruselas elude la presión del PPE y se pone de perfil sobre la amnistía". Es decir, que la Unión Europea recomienda a la derecha y a la extrema derecha españolas que tomen tila ("es un asunto interno", ha dicho el comisario de Justicia, el conservador belga Didier Reynders) mientras esperan que se apruebe la ley de amnistía y la Comisión Europea "vigila de cerca" todo el proceso parlamentario. Para el tabloide monárquico, España queda así alineada con Polonia y Hungría, la típica mentira que explica más la mentalidad y la práctica política de las derechas españolas y de su aparato mediático que la realidad de su país.

Otras portadas abren con la "pausa humanitaria" pactada el martes entre Israel y Hamás con la mediación de Qatar y el apoyo de los EE.UU. Los combates pararán este jueves y hasta el lunes para liberar a 50 rehenes (a cambio de unos 150 prisioneros palestinos) y permitir la entrada de más ayuda humanitaria a Gaza. Da la impresión que las portadas venden el acuerdo por lo que no es y dan una esperanza sin mucho fundamento. Propiamente, no es un alto el fuego ni una tregua porque, de momento, no altera la dinámica que motiva a Israel a hacer la guerra: eliminar completamente Hamás y rescatar a los rehenes.

El acuerdo existe porque cumple parcialmente este último objetivo. El paro de los combates siempre es una buena noticia, tanto para los rehenes intercambiados como para los gazatíes. El acuerdo se ha firmado sobre los 1.200 israelíes asesinados por Hamás este 7 de octubre, los más de 14.000 palestinos muertos por el ejército israelí en 47 días de guerra (más de la mitad son mujeres y niños), y 1,7 millones de desplazados, según el Ministerio de Salud de Gaza. Una vez acabe esta pausa, sin embargo, la guerra continuará.

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