Los riesgos extraordinarios que representa mover las pinturas de Sijena son de todo tipo, desde el peligro físico que comporta cortar las pinturas o someterlas al más mínimo movimiento hasta la constatación empíricamente constatada que extraerlas del ambiente de máxima preservación en que se encuentran desde hace décadas puede provocar una reacción química que las acabe destruyendo. El director del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), Pepe Serra, ha levantado este miércoles su voz para explicar los riesgos gigantescos que comportar mover las pinturas. El MNAC espera recibir la orden de ejecución forzosa de la sentencia del traslado para presentar un segundo escrito de oposición en que se expondrán de nuevo los argumentos técnicos con nuevos informes que demuestran la imposibilidad acatar la sentencia sin asumir unos "riesgos irreparables". Esta es la última esperanza de impedir un traslado de resultado ahora mismo tremendamente incierto, según los responsables del Museo.

La extraordinaria fragilidad de las pinturas viene condicionada por el incendio que sufrieron el año 1936 en Sijena y que las sometió a centenares de grados de temperatura, que alteraron sus condiciones químicas. Se trata de restos calcinados que tienen un grosor máximo de un milímetro, arrancadas con una técnica denominada strappo, y montados encima de un soporte de madera sobre una tela. Por todo ello el museo no habla de un mural sino de un artefacto, que integra las pinturas, la tela, el soporte de madera y la masa denominada caseinato, hecha de queso hervido y cal que actuaba como adhesivo. Todo ello integra una serie complicada de capas, extremadamente frágil, según sus responsables, que evidencian ya a simple vista puntos de falta de cohesión.

Las pinturas tienen 132 metros de superficie, de las cuales cerca del 35% es la intervención de Josep Gudiol para reinterpretar la pintura cuando la rescató, elaborada a partir de una escayola blanca enganchada a la pintura, que es igualmente compleja de preservar. "Es un hito en la restauración y también se tiene que proteger", ha subrayado el director del museo, que ha advertido que no se puede tratar este caso con los modelos estándares.

Todo este "aparato" es extraordinariamente sensible a los movimientos y cortes que habría que hacer para retirarlo y moverlo, incluso la vibración misma del edificio donde estan ubicadas ya es un riesgo para ellas. Pero, además, existe un potencial enorme de provocar una reacción química. Las pinturas se encuentran desde hace 30 años en una gran estabilidad, cualquier cambio de temperatura o humedad, o cualquier contaminante no controlado puede provocar reacciones.

"La pintura ya no está"

Sierra ha hablado de una "posibilidad química real" que un traslado a un espacio sin las condiciones necesarias provoque la aparición de sales que generan cristales que atacan las pinturas. Hace cuatro años se retiraron micropiezas de la sala y se observaron en el laboratorio. "La muestra está llena de cristales y la pintura ya no está", ha relatado. Las técnicas del museo han comprobado como muestras de Sijena se desmenuzan en 15 días mientras que las muestras de Taüll aún se conservan tras 25 años.

Frente a esto, el director del Museo ha advertido que no hay ningún informe técnico que diga el contrario y tilda de frivolidad las voces que aseguran que sí se puede hacer el traslado sin problemas. Serra ha advertido que la responsabilidad del Museo es garantizar la durabilidad de la obra y ha advertido que todavía desconocen en qué condiciones se preservarán las pinturas en su nuevo emplazamiento.

El MNAC, obligado a hacer el traslado

El responsable del Museo insiste en que el riesgo que comporta el traslado es una "certeza" y que, no obstante, la sentencia obliga a restituir las obras, lo que impone a los expertos del MNAC la responsabilidad de llevar a cabo el traslado. Serra describe la situación como una "tríada perversa", dado que quedan como responsables de preservar el bien, proteger al personal del Museo jurídicamente y, a la vez, obligados a cumplir la sentencia.

En este contexto, el Patronato del MNAC ha acordado mantener en funcionamiento la comisión de expertos que se constituyó, pese a la decisión de Aragón de retirar a sus expertos. Además, ha pedido a los expertos que la integra por designación de las diferentes instituciones que elaboren un informe técnico firmado por cada uno de ellos exponiendo sus conclusiones.

Última oportunidad

Por el momento, el director del Museo subraya que la sentencia es firme y no tiene discusión, una vez ha recibido el aval del Tribunal Supremo, y tienen la obligación de cumplirla sus técnicos, a pesar del riesgo muy alto de que provoque daños en la obra, pero con la indemnidad que comporta haber avisado previamente de los riesgos. El último movimiento en manos del MNAC será la presentación de un segundo escrito de oposición reiterando los argumentos técnicos y añadiendo nuevos trabajos, que demuestran que existe el peligro que anunciaron y nuevos riesgos detectados con las pruebas más recientes que se han practicado.

"La esperanza es que esta cuestión técnica se valore y se tenga en cuenta. Hay muchos precedentes de sentencia no ejecutable", asegura Serra. El MNAC prepara, pues, su último movimiento para defender las pinturas de Sijena.