Resulta extraño ver a un rey, aunque sea emérito, hacer un tour mediático para vender un libro, como si fuera un autor cualquiera. Este es el caso de Juan Carlos I, que desde finales de octubre se prodiga por medios franceses para promocionar la autobiografía Reconciliación, que no se publicará en España hasta principios de diciembre. Tras polémicas entrevistas en medios escritos, ahora se ha estrenado en una conversación televisiva, bajo el nombre Juan Carlos: las confidencias de un rey en desgracia, emitida en la cadena France 3, a cargo del periodista Stéphane Bern, que se desplazó a Abu Dabi, donde vive el emérito, aunque el exjefe de Estado vuelve de visita a España varias veces al año. La última vez fue el pasado fin de semana, para celebrar los 50 años de restitución monárquica. Su hijo, Felipe VI, no lo invitó a los actos oficiales (en la biografía asegura que su nuera, la reina Letizia, no ha ayudado a mejorar las relaciones familiares) pero sí a un -tenso- almuerzo familiar. En la entrevista se vuelve a dejar ir y a pesar de admitir que ha cometido errores, asegura que no se arrepiente de nada y que espera que sus "súbditos" lo puedan comprender. 

Aniria "más alerta"

El periodista, un monárquico convencido, cuestiona a Juan Carlos sobre algunos de los temas clave que supusieron su "caída en desgracia", la cuenta en Suiza donde guardó los millones regalados, dice él, por el rey de Arabia Saudí o la cacería de Botsuana. "¿Cuáles son sus errores?", le pregunta. "Todos los hombres cometemos errores, todo el mundo comete", reflexiona, y cree que a los españoles les han sabido más graves los "regalos" que no los asuntos amorosos y las humillaciones a su mujer Sofía, a quien defiende a capa y espada. Cuando le pregunta si tiene remordimientos, lo niega: "Intento no tener ninguno", pero reconoce que ahora, iría con más cuidado. 

Hace más de un lustro que no se ve a Juan Carlos I con su nieta y heredera del trono, Leonor. Los padres de la chica, que ya tiene veinte años, han querido alejarla tanto como sea posible de la controvertida figura de su abuelo y los encuentros que ha habido han sido siempre en el ámbito privado. En el libro, lamenta que no les dejaron pasar tiempo juntos y en la entrevista también manifiesta que le gustaría ver al núcleo de la monarquía más a menudo: "Como padre, me gustaría verlo más, con sus hijas, Leonor y Sofía. Como Rey, creo que está pasando por un momento complicado".