El Ministerio del Interior mantiene su negativa a retirar a la policía española del edificio de Via Laietana, 43 de Barcelona, aunque el mismo Gobierno continúa la tramitación para convertir la Jefatura Superior de la Policía en Lugar de Memoria Democrática. El Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática informó al ministerio que dirige Fernando Grande-Marlaska -como titular del edificio policial- si quería aportar alguna explicación en el expediente de su resignificación como espacio de tortura y vejaciones durante la dictadura franquista y los primeros años de la democracia. No ha dicho nada. Ni lo hará. A preguntas de ElNacional.cat, fuentes del Ministerio del Interior manifiestan que “la declaración de un espacio como de memoria no implica un cambio de uso”, y que “la comisaría de Via Laietana continuará con la función que desarrolla en la actualidad como Dirección Superior de la Policía Nacional en Catalunya.”
Las entidades memorialistas catalanas denuncian como irregular el mantenimiento del cuerpo policial en el edificio, y lo atribuyen a una decisión más política que técnica. Tienen hasta el próximo martes para presentar sus observaciones en el expediente, que está en tràmite de audiencia pública. Los historiadores, a quien el Gobierno les ha pedido un informe como expertos en la materia, concluyen que “es pertinente” que la comisaría de Via Laietana sea un espacio de memoria, y que se declare “de forma exclusiva”.
Símbolo español
Desde Interior, se afirma que “la opinión del Ministerio del Interior es bien conocida, porque no ha variado desde 2018” y que el ministro Grande-Marlaska “la ha expresado en reiteradas ocasiones”. Pone como ejemplo, la Junta de Seguridad de Catalunya, celebrada en Barcelona el 5 de diciembre de 2024, cuando Grande-Marlaska afirmó que “la Policía Nacional llevaba años resignificando la comisaría de Via Laietana con su trabajo decidido en defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos de Catalunya”.
No obstante, la sede de la comisaría de Via Laietana se convirtió nuevamente en un nido de vejaciones, según denunciaron jóvenes detenidos en octubre de 2019, en las masivas manifestaciones contra la sentencia del procés a los líderes independentistas, como el caso de Guillem, el chico de la sudadera naranja.
Desde el 1-O de 2017, la Jefatura Superior de la Policía se ha convirtido en el blanco de protestas del movimiento independentista, sobretodo para recriminar al cuerpo policial los golpes de porra de los agentes a los ciudadanos que querían votar en el Referéndum. Por contra, los favorables a la unidad de España se han hecho fotos con los policías, y ha forzado al gobierno del PSOE a enrocarse y mantener allí el cuerpo policial.

Las entidades memorialistas también añaden que en este edificio no se realizan gestiones de servicio de cara al público, y que los agentes también tendrían un espacio mejor adaptado en otras instalaciones, como la comisaría de la Verneda, donde se derivan la mayoría de detenidos.
Aparte, el ministerio ha realizado reformas en el interior del edificio -donde se podrían haber tapado o reformado las infectas celdas- sin que se haya dado permiso a ninguna comisión del Parlament a visitarlo.
“Un espacio equiparable a la sede de la Gestapo”
En el expediente de tramitación, consultado por ElNacional.cat hay dos informes de expertos, a petición de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática. El primero está firmado por los historiadores Pau Casanellas y Xavier Domènech (exdiputado de los Comuns), del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), aportado el 30 de julio pasado. Y el segundo está firmado por el director del Memorial Democràtic, Jordi Font Agulló, el agosto pasado.
Los dos historiadores de la UAB concluyen: “En términos memoriales, hay que considerar Via Laietana 43 como uno de los espacios de mayor impronta simbólica de la represión de la dictadura en Barcelona y Catalunya. A pesar de su indudable significado memorial, lugares como el Castell de Montjuïc, el Camp de la Bota, el Fossar de la Pedrera (cementerio de Montjuïc) e incluso la prisión Model de Barcelona no contienen el largo recorrido histórico y transversal de la Jefatura Superior de la Policía de Barcelona”.
Y aseguran que su significado memorial, teniendo en cuenta las “diferencias de contexto histórico” “se asemeja a la Escuela de Mecánica Armanda (ESMA) de Buenos Aires; Londres, 38 de Santiago de Chile (Centro de detención y tortura de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA) o la Topografía del Terror de Berlín (sede de la Gestapo y de la Oficina Central de Seguridad de Reich) como espacios neurálgicos de la represión en contextos dictatoriales”.
Por eso, proponen que Via Laietana sea un centro de memoria “de forma exclusiva”, sin la presencia de la policía. Y es que existe el peligro de convertirlo en un espacio híbrido como el antiguo Valle de los Caídos (Cuelgamuros), donde el gobierno español del PSOE hizo retirar los restos del dictador, pero acordó mantener la cruz y la congregación religiosa, hecho que provoca que se sigan haciendo homenajes a Franco.
Por su parte, el director del Memorial Democràtic recuerda que la demanda de que la comisaría de Via Laietana sea un espacio resignificado ya se remonta a 2015 y que en 2017 se aprobó una moción en el Congreso de los Diputados para devolver este edificio policial a la ciudadanía, sin que se haya hecho nada al respecto. El Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat han mostrado abiertamente que el edificio debe ser un centro donde se explique la tortura a la disidencia y a los colectivos perseguidos.
Miles de fichas policiales
Font recuerda que el periodista Antoni Batista ha sido una de las pocas personas que ha consultado el archivo de la Brigada Político-Social de la comisaría de Via Laietana. Cuando lo consultó por primera vez en 1985, gracias a un permiso especial del gobernador civil Ferran Cardenal, "encontró un importante fondo histórico que documentaba buena parte de la represión franquista en Catalunya". En aquel momento, el archivo se encontraba depositado de manera transitoria en los almacenes de la Casa Vilardell, situada en Via Laietana.
Según algunos autores, actualmente en los archivos del Ministerio del Interior se conservarían unas 100.000 fichas políticas redactadas en la época franquista. Por eso, el Memorial Democràtic también afirma que “considera prioritario esclarecer la localización física de la documentación de la represión y el estado en que se encuentra, así como la regulación de un acceso abierto a esta documentación para el conjunto de la ciudadanía.”
Font, en su informe afirma que el edificio de Via Laietana “tiene una relevancia como patrimonio material, pero, sobre todo, lo más destacable, desde el punto de vista del patrimonio intangible, son las experiencias trágicas, traumáticas y humillantes que tuvieron lugar entre sus paredes”.
Por eso, el director del Memorial Democràtic concluye que es "un acierto" declarar Vía Laietana 43 espacio de memoria. “Como acción de presente y futuro, en un momento de banalización y negacionismo de lo que significaron los fascismos históricos capitaneados por ideologías de derechas extremas y radicales actuales que están en auge, la patrimonialización de Vía Laietana 43 como espacio de memoria es una medida de primer nivel en el ámbito cívico y pedagógico porque puede tener un fuerte impacto en la transmisión intergeneracional de los valores democráticos heredados del antifranquismo”, sostiene Jordi Font.
Un espacio de tortura al disidente
En ambos informes se repasa el origen y evolución de la edificación de Vía Laietana 43. El edificio, de planta baja y cinco plantas, fue concebido inicialmente como viviendas hasta que se convirtió en sede policial en 1929, al final de la dictadura de Primo de Rivera. Siguió siendo sede policial y se torturó en la época de la Segunda República especialmente a integrantes de movimientos obreros o clases populares, afirman Casanellas y Domènech, que recuerdan que entonces se conocía la comisaría como El Molino Sangriento.
La dictadura de Francisco Franco convirtió Vía Laietana 43 “en el principal espacio de la represión del régimen en Barcelona y Catalunya", escriben. También se recuerda la ley de 1941 que habilitó a los cuerpos policiales i a la Guàrdia Civil en “policía política”, hecho les daba carta blanca para perseguir a opositores a la dictadura y a movimientos catalanistas. Los integrantes de la Brigada Político-Social daban palizas de lo lindo, y el 1958 aprendieron técnicas de interrogatorio, sin dejar marcas, del FBI. La declaración recurrente de estados de excepción (entre los años 1966 al 1975) permitió vulnerar derechos, y mantener encerrados y bajo tortura a personas más de veinte días en aquellas celdas insalubres.
También era la sede de la Brigada de Investigación Criminal del Cuerpo General de la Policía, que persiguió comportamientos “considerados inmorales o peligrosos”, tipificados en la ley de Vagos y Maleantes, que en 1970 se convertía en la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, persiguiendo al colectivo LGTBIQ+ o la comunidad gitana.
Las torturas, contadas por testimonios en recientes libros, dan escalofríos. Los historiadores explican en el informe que todavía hay personas que cambian de acera al pasar delante del edificio de Via Laietana. Una de ellas es Blanca Serra, activista por la lengua catalana, que lo ha admitido públicamente, además de revivir y detallar recientemente las torturas sufridas por ella y su hermana Eva, a la fiscal de Memoria Democrática de Barcelona, que analiza si se puede investigar su caso, salvando el escollo de la ley de amnistía de 1977.
La ley de memoria democrática de 2022 fija que los expedientes para resignificar lugares se resolverán en un máximo de doce meses, a contar desde su inicio. Habrá que ver si, al final, el cuerpo de la policia española deja el edificio. Entidades, como la Comisión de la Dignidad, y ciudadanos reivindican este cambio cada primer y tercer martes de cada mes, con testimonios de torturados y citando los nombres de los torturadores.
