Los negociadores de JxCat habían recibido este martes a media tarde una propuesta del presidente del Parlament, Roger Torrent, para intentar acordar una salida pactada a la exigencia del juez Pablo Llarena de suspender temporalmente a los diputados presos y exiliados. Este es uno de los últimos puntos en que los republicanos y el grupo de Carles Puigdemont coinciden en el relato de los hechos que se han producido las últimas horas entre los socios de Govern. A partir de aquí, todo son divergencias y reproches. El objetivo era dar respuesta al requerimiento del juez y el resultado ha sido la primera crisis que ha enfrentado a los socios del Govern constituido hace dos meses. Por la noche, el president, Quim Torra, y el vicepresident, Pere Aragonès, han intentado restañar heridas en una conversación para reconducir la situación y evitar que la crisi vaya a más y contagie al ejecutivo.

Primera propuesta

La propuesta de Torrent que el martes se hizo llegar a JxCat estaba escrita a mano en letra mayúscula y bolígrafo azul. Corrió por el whatsapp de los diputados en una fotografía donde se podía leer: "Visto el informe de los servicios jurídicos sobre el auto del Tribunal Supremo del día 9 de julio del 2018, la mesa del Parlament, Acuerda: Que los diputados afectados por la medida prevista en el artículo 384.bis de Lecrim sean sustituidos por otro miembro de su grupo parlamentario durante el pleno de los días 17, 18 y 19 de julio".

El grupo de Puigdemont respondió que esta propuesta no les parecía mal, dado que Carles Puigdemont, al no estar encarcelado no se ve afectado por este artículo de la ley de Enjuiciamiento Criminal que esgrime al juez para pedir la suspensión. No obstante, reclamaron que quedara especificado que Puigdemont quedaba fuera de la suspensión. A cambio, se comprometían a que el portavoz que tuviera el voto delegado del diputado en el exilio dejaría claro al empezar la sesión que el voto de Puigdemont no se utilizaría en el pleno.

El Govern en las conversaciones

Esto pasaba a media tarde y a partir de este momento las versiones de ERC y JxCat sobre las razones por las cuales este miércoles se ha escenificado el choque más contundente vivido hasta ahora entre los dos grupos desde que hay gobierno son absolutamente divergentes. En las negociaciones no sólo intervenían los negociadores de los grupos y los miembros de la Mesa -e incluso las defensas de los presos-, sino que también habría participado el vicepresident Aragonès, y la consellera de Presidència, Elsa Artadi. Fuentes del ejecutivo aseguran que esta intervención se intensificó el martes por la noche cuando empezaron a llegar mensajes desde el Parlament advirtiendo de que no habría acuerdo.

A partir de aquí es donde las discrepancia entre JxCat y ERC adquiere máxima tensión. El grupo de Puigdemont asegura que Aragonès y Artadi cerraron un acuerdo que se fundamentaba en que se aceptaba la suspensión temporal, sólo para estos dos días de pleno, y que Puigdemont no se veía afectado por esta medida que, en su caso, se trasladaría a la comisión del Estatuto de los Diputados. Este acuerdo se habría cerrado a última hora, siempre según la versión de JxCat, que los republicanos desmienten categóricamente.

No obstante, a las ocho y media de la mañana, una reunión de los miembros independentistas de la Mesa con Artadi y el responsable del Grup Republicà, Sergi Sabrià, además del jefe de gabinete de Torrent, Oriol Sagrera, habría servido para una primera prueba de las diferencias que aflorarían durante la jornada. Las discrepancias se han reiterado en la reunión de la Mesa hasta el punto que se ha decidido hacer un receso para intentar consensuar un acuerdo.

Durante la pausa, los miembros de JxCat ha celebrado un encuentro en la sala de reuniones del grupo. También ha participado el president Torra. Ha sido una reunión intensa, según algunos de los asistentes, que aseguran que se han levantado voces advirtiendo que no aceptarán en ningún momento renunciar al escaño de Puigdemont.

Última propuesta

Cuando ha acabado el receso y los miembros de la Mesa han vuelto a la reunión han encontrado en sus sitios una hoja con la última propuesta del presidente de la Cámara, donde se señalaba: "Visto el informe de los servicios jurídicos sobre el auto del Tribunal Supremo de los día 9 de julio de 2018, la mesa del Parlament, Acuerda: Que los diputados afectados por la medida prevista en el artículo 384.bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal sean sustituidos por otro miembro de su grupo parlamentario".

JxCat reprocha que la propuesta no diferencia entre presos y exiliados, tal como reclamaban y como se desprendía de la anterior, ni especifica que la suspensión temporal sería para los dos días que quedaban del pleno.

A partir de aquí los mensajes se han empezado a cruzar entre los asistentes a la reunión y los negociadores que esperaban fuera, hasta que Artadi ha enviado un mensaje indicando a sus dos representantes que votaran no. Este ha sido el voto del vicepresidente Costa. Pero el secretario primero, Eusebi Camdepadrós, que no ha visto el mensaje que el mismo Costa se ha encargado de mostrarle en medio de la reunión, ha argumentado que quería votar a favor de la suspensión temporal de los presos -dado que ellos mismos han reclamado evitar conflictos con el juez-, pero no la suspensión de Puigdemont. Tanto el presidente Torrent como el secretario general del Parlament, Xavier Muro, han dejado claro que la propuesta era cerrada y se votaba en bloque, por lo cual ha anunciado que se abstenía. Y el voto de JxCat ha quedado dividido.

La propuesta ha recibido finalmente los votos a favor de ERC y PSC, lo cual ha provocado las acusaciones de JxCat en el sentido que Torrent lo había pactado con los socialistas, pero tanto los unos como los otros niegan este extremo categóricamente. Ha votado en contra Ciudadanos y el vicepresidente primero, Josep Costa, mientras que el segundo representant de JxCat, Campdepadrós, se ha abstenido. Dado que se había producido un empate, se tenía que hacer una nueva votación que se ha solventado preguntando si alguno de los presentes cambiaba el sentido del voto. No ha sido así y, por lo tanto, no ha prosperado la propuesta. A la 12 del mediodía se ha suspendido el pleno que tenía que haber comenzado a las 10 de la mañana.

Cruce de reproches

A partir de aquí las idas y venidas de los responsables del grupo y del Govern por los pasillos de la Cámara no han parado. Incluido Torra y Aragonés. Los dos se han reunido al mediodía en el despacho del president de la Generalitat en el Parlament. Pero no ha servido de mucho. La tensión ha seguido creciendo. Hasta el punto que una nueva reunión de los diputados de JxCat ha concluido que había que replicar a ERC públicamente y así lo han hecho los diputados a Albert Batet, Eduard Pujol y Gemma Geis, en una intervención durísima en rueda de prensa, donde han acusado a ERC de priorizar el acuerdo con los socialistas y a Torrent de incumplir el pacto.

Cuando el responsable del Grupo Republicano, Sergi Sabrià, ha oído la intervención de JxCat ha replicado, profundamente irritado y tildando de gravísima la intervención de los socios de Govern. Sabrià ha concluido que se había roto la confianza entre JxCat y ERC.

La disputa todavía ha continuado fuera del atril y desde JxCat se ha llegado a acusado a los republicanos de "querer suspender obsesivamente al diputado Puigdemont".

A primera hora de la tarde el president Torra ha abandonado el Parlament ha querido quitar hierro a la contundencia del choque que acababan de escenificar los dos grupos Parlamentarios, y ha rechazado la idea de que eso abriera una crisis de Govern. No obstante, las espadas quedaban en alto y todo el Parlament era testigo.

La conversación que han mantenido por la tarde el president y el vicepresident han coincidido en constatar la dificultad del momento y en trasladar a los respectivos grupos la necesidad de rebajar una tensión que, según insisten en subrayar fuentes del Govern, se circunscribe a los grupos y no se ha trasladado al Ejecutivo. Con todo, el enfrentamiento entre las fuerzas independentistas se ha hecho evidente hoy con una contundencia difícil de desmentir.