La celebración de la Conferencia de Presidentes en Catalunya, después de años en que los presidents de la Generalitat han renegado de los foros autonómicos multilaterales y han huido siempre que han tenido ocasión, tiene para el ejecutivo de Salvador Illa un valor simbólico evidente. Es, según admiten fuentes del Govern, la imagen más gráfica del compromiso de Illa de que "Catalunya ha vuelto" y que lo ha hecho para implicarse en una España supuestamente "plural y diversa", especialmente teniendo en cuenta que esta vez en la Conferencia de Presidentes se podrá hablar catalán, euskera y gallego. Pero la cosa no será tan sencilla. Con el PSOE asediado —y muy tocado— por un embrollo de escándalos dignos de un guion de Santiago Segura, el PP ha intentado evitar por todos los medios la celebración de esta reunión que, con Pedro Sánchez presidiendo la fotografía al lado del Rey, proporcionará un inestimable balón de oxígeno al Gobierno, que se encuentra ahora mismo contra las cuerdas. La última maniobra del PP apunta directamente al discurso de Illa sobre la España plural y diversa, dado que la madrileña Isabel Díaz Ayuso ha amenazado con abandonar la reunión si algún presidente autonómico no habla castellano.
La Conferencia de Presidentes es el órgano de máximo nivel político de cooperación multilateral entre el Estado y las comunidades autonómicas. Se creó en 2004 y, con la de hoy, se habrá reunido 28 veces. Los presidents de la Generalitat no se han prodigado demasiado en esta cita, aunque Quim Torra sí participó durante la pandemia de la Covid. La reunión de este viernes se celebra en el Palau de Pedralbes. El rey Felipe VI acudirá a las 9 de la mañana y encabezará la foto de familia antes de mantener un encuentro con los presidentes. El monarca se marchará a las 10 de la mañana y acto seguido se pondrá en marcha la reunión.
Precisamente, la presencia de Felipe VI en Barcelona ha sido uno de los principales frenos a la estrategia de boicot que ha puesto en marcha el PP para intentar reventar el encuentro. Con todo, los presidentes populares han planteado un pulso a Pedro Sánchez y, a pesar de la voluntad del Gobierno de señalar el problema de la vivienda como tema central del encuentro, han obligado a la Moncloa a aceptar el orden del día que han impuesto los barones populares.
Agenda impuesta
El lunes, los presidentes del PP enviaron una carta al ministerio de Política Territorial en que insistían en sus exigencias sobre los temas a tratar y el martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el Gobierno anunció que aceptaba el guion de cabo a rabo. Todo por salvar la reunión. De los ocho temas que han impuesto los barones populares, dos tienen que ver con los pactos entre el PSOE y el independentismo: la reforma de la financiación autonómica, con la retirada del "cupo independentista", parar la condonación de parte de la deuda autonómica y revertir la fragmentación de la Agencia Tributaria; y la reafirmación de que el control de fronteras y política migratoria son "competencia exclusiva" del Estado.
En el capítulo dedicado al acceso a la vivienda reclaman derogar la ley de vivienda y reformas para luchar contra la ocupación; e incorporan cuestiones como la retirada de los proyectos de ley de reforma del Poder Judicial y del Estatuto del Ministerio Fiscal; prolongar la vida útil de las centrales nucleares; inversiones en infraestructuras críticas para afrontar el "caos ferroviario"; combatir el "déficit" de profesionales sanitarios y que el Estado financie el 50% de la dependencia.
Desafío de Ayuso
Las exigencias, sin embargo, no acaban aquí. Después de que el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, anunció que en la Conferencia de Presidentes se podría hablar la lengua cooficial de cada territorio, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha advertido este jueves que se marchará de la reunión si se habla alguna lengua de que no sea castellano. "Lo que pretenden es una absoluta golfada. Todo lo que me tengan que decir en los pasillos en español, o lo dicen dentro en el mismo idioma, o saldré y por el camino ya veré lo que haré con los pinganillos", ha advertido durante la sesión de control en la Asamblea de Madrid.
La opinión de Ayuso choca frontalmente con el planteamiento del president de la Generalitat, Salvador Illa, que otorga a esta cita un "importante peso simbólico", según fuentes del Govern. Esta versión subraya que la celebración de la cumbre en Barcelona encaja con el discurso que ha desplegado Illa desde que aterrizó en la plaza Sant Jaume, en el sentido de que Catalunya ha vuelto y lo ha hecho "para implicarse en una España plural y diversa". No obstante, el rechazo de la líder de los populares madrileños al reconocimiento a las lenguas cooficiales dinamita directamente esta imagen de pluralidad y diversidad que los socialistas pregonan.
Once comunidades del PP
En total son once los presidentes del PP, con Ayuso al frente, junto con el presidente de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla; Aragón, Jorge Azcón; Baleares, Margalida Prohens; Cantabria, María José Sáenz de Buruaga; Castilla-León, Alfonso Fernández Mañueco; País Valencià, Carlos Mazón; Extremadura, María Guardiola; Galicia, Alfonso Rueda; Murcia, Fernando López Miras; y La Rioja, Gonzalo Capellán, aparte de las ciudades de Ceuta y Melilla. El PP forma parte también del gobierno de Canarias, que presidente Fernando Clavijo, de Coalición Canaria.
El PSOE, además de Catalunya, cuenta con Emiliano García Page, de Castilla-La Mancha, sin olvidar que se ha convertido en una de las voces más críticas dentro del partido con la gestión de Pedro Sánchez; así como Navarra, que preside María Chivite, y el Principado de Asturias, con Adrián Barbón. También estará en la reunión el lehendakari vasco, Manuel Pradales.
Aparte de los responsables de las comunidades autónomas, viajarán a Barcelona la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y el presidente del Senado, Pedro Rollán. El Gobierno y el PSOE no esconden su interés y la necesidad imperiosa que la reunión funcione. Pero el objetivo con que los populares desembarcan en la reunión es bien diferente, especialmente teniendo en cuenta que dos días después de esta cita Alberto Núñez Feijóo tiene una cita con sus seguidores en Madrid para manifestarse en contra del gobierno de Pedro Sánchez, bajo el lema "Mafia o democracia".