Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se van de vacaciones más alejados que nunca. Políticamente y demoscópicamente. El examen de fin de curso hecho en la Moncloa y en Génova es lo más parecido a un oxímoron, el líder del PP asegura que el Gobierno “no merece” su apoyo en el Congreso, que ellos no van a “picar sus anzuelos” y que al ejecutivo “le sobra legislatura” y el presidente español ve legislatura para rato y aspira a “persuadir” a los socios habituales para poder aprobar unos nuevos presupuestos. “Ya llevamos dos años, y luego vendrá el tercero y posteriormente vendrá el cuarto”, verbalizó el lunes. En este contexto, las últimas semanas del curso político han estado marcadas, en buena medida, por los casos de corrupción que rodean a Pedro Sánchez. El más reciente y el que más daño le puede hacer es la investigación sobre el papel de Santos Cerdán (que era su número tres) como capitoste de una presunta trama de cobro de mordidas a cambio de adjudicaciones públicas. Desde que el 30 de junio entró en Soto del Real, ha intentado salir de la prisión. De momento, sin éxito. Primero, la Sala de Apelación del Tribunal Supremo confirmó la prisión por su “papel directivo” y ahora él ha recurrido al Constitucional denunciando una vulneración de derechos.
Sin olvidar las causas judiciales sobre su mujer (que todavía está en marcha), sobre su hermano (a quien la jueza ha enviado a juicio) y sobre el fiscal general del Estado (que está a un paso del banquillo de los acusados), así como la poca producción legislativa en dos años y las dificultades para sacar adelante las medidas estrellas del Gobierno (como la reducción de la jornada laboral). Todo ello ha llevado a los sondeos a poner encima de la mesa unos pronósticos inéditos hasta la fecha. Las cuatro últimas encuestas que se han publicado sobre unas hipotéticas elecciones generales auguran la cifra más elevada de los últimos meses para la suma de PP y Vox. Las de SocioMétrica (para El Español) y Celeste-Tel (para Onda Cero) sitúan al bloque de derechas por encima de los 200 escaños, mientras que las de Sigma Dos (para El Mundo) y Key Data (para Público) lo dejan a las puertas de superar esa barrera. La más favorable para ellos es la de SocioMétrica, que los sitúa en 207 escaños, solo a tres de los 210 diputados que permiten reformar la Constitución (condicionado al mismo apoyo en el Senado y solo los artículos que no requieren un proceso agravado) o que son necesarios para los nombramientos, por ejemplo, en el Constitucional o en el CGPJ. Ahora bien, es un escenario que queda lejos.
Es cierto que las encuestas del 23J se equivocaron y, a pesar de que la mayoría auguraban una mayoría absoluta de PP y Vox (algunas con más comodidad que otras), al final Pedro Sánchez pudo mantenerse en la Moncloa con la hoja de ruta conocida por todo el mundo. Entre el centenar de encuestas que se publicaron el mes de julio de 2023, 64 pronosticaban que la suma de PP y Vox llegaría a la mayoría absoluta, que hubiera permitido una investidura de Alberto Núñez Feijóo. La más alta fue la de NC Report del 12 de julio, que dibujaba un escenario de 191 escaños. El 31 de mayo, IMOP Insights había llegado hasta los 196 escaños. Pero no se pasó de allí. Por lo tanto, los más de 200 escaños son un salto cuantitativo. Pero... ¿es viable, factible o verosímil imaginar que PP y Vox puedan realmente llegar a los 200 escaños en las urnas? ElNacional.cat lo ha preguntado a las principales encuestadoras y la respuesta no es unánime. Aunque la mayoría de voces alejan este horizonte.
Una cifra “coyuntural y extraordinaria” y una realidad “poco probable”
“Es absolutamente coyuntural y extraordinario”, sostiene Gonzalo Adán, director de SocioMétrica, que atribuye la cifra de los 207 escaños a dos motivos “puramente mecánicos o matemáticos”. “Por un lado, PSOE y Sumar, de forma simultánea, están muy bajos. Por otro lado, la distancia en votos del PP (con un 35%-36%) con el siguiente (el PSOE, con un 25%-26%), es de unos diez puntos, con lo que la regla D’Hondt premia al primero de forma más notable que si la distancia fuera menor”, explica. “Si el voto a la izquierda sube un poco, la derecha ganará por menos margen”, apositlla. “En un contexto de tanta polarización, veo complicado que la derecha supere los 200 escaños”, añade Narciso Michavila, presidente de GAD3. “Para ello, se tendría que hundir la participación y dudo que suceda. Ahora hay cada vez más indecisos, al haber más opciones, pero no implica que haya más abstencionistas”, razona. Para él, las dos condiciones que se tendrían que dar para que fuera posible son la “división y abstención” en el bloque de las izquierdas.
“Veo difícil que superen los 200 escaños, me parece poco probable”, resume Rocío Segura, analista política en GESOP, que se expresa en la misma línea. “Creo que tendría que haber una desmovilización muy fuerte de la izquierda para que esto pudiera llegar”, señala, pero recuerda que lo habitual es que, como pasó el 23J, la izquierda acabe “movilizándose cuando lo que se ve que puede tener en frente es un gobierno de extrema derecha”. Asimismo, recalca que el sistema electoral español “penaliza mucho la fragmentación de los partidos” y la “división del voto” en las provincias pequeñas, algo que perjudicaría a las derechas, dado que los votantes conservadores tendrían dos papeletas en las que elegir (el PP o Vox). En este sentido, Rocío Segura recuerda que ni Mariano Rajoy en 2011 llegó a los 200 escaños (se quedó en 186), a pesar de que había una “crisis económica muy fuerte”, una “derecha unificada” y un “voto antisistema mucho más débil que ahora”.
“Un hundimiento del PSOE y que Sumar esté fuera de combate”
Esteve Espuig, analista electoral de Celeste-Tel, insiste que el motivo del despunte del número de escaños de la suma de PP y Vox es la bajada de votos del PSOE (que, según sus cálculos, ha pasado del 28,4% al 25,6%), que “ha reestructurado la distribución de escaños a favor de los dos partidos mejor situados en la mayoría de las circunscripciones”. Esos son PP y Vox. De hecho, en este diagnóstico coinciden fuentes del PP, que, en conversación con ElNacional.cat, subrayan que la formación de Santiago Abascal es la más beneficiada por la división y debilidad de Sumar, sobretodo en las provincias pequeñas.
“El repunte de las derechas no hay que atribuirlo, ni única ni principalmente, a un aumento de sus votantes”, relata Esteve Espuig, dado que solo ganan 300.000 votos entre mayo y julio. “La causa de su subida en escaños es debido el retroceso de 2,8 puntos del PSOE, que hace que la regla D'Hondt entregue los 15 diputados que pierde a las dos opciones mejor situadas”, remacha. Por lo tanto, la ganancia de 15 escaños de las derechas en dos meses “se basa más en la caída del PSOE que en los méritos propios”. Un ejemplo práctico: en las elecciones de 2011, en las que se impuso Mariano Rajoy, el PP ganó 600.000 de votos y 32 escaños, mientras que el PSOE perdió 4,3 millones de sufragios y retrocedió 59 diputados. “Las derechas no necesitan crecer mucho más en votantes para llegar a la Moncloa si se produce un hundimiento electoral del PSOE”, justifica.

En esta línea, Paloma Román, doctora en Ciencias Políticas de la Complutense, atribuye las últimas encuestas al “bajón” del PSOE y al “desgaste” de Sumar: “Refleja el momento por el que está pasando la izquierda”, señala. Ahora bien, también recela de la viabilidad de que la cifra de los 200 escaños se consolide y cristalice en unos futuros comicios: “Lo dudo precisamente por el sistema electoral porque, como hemos aprendido de tantos años, en las provincias pequeñas la competición realmente sigue siendo bipartidista. Así que resultaría bastante complicado que esto pueda ser posible sin cambiar el sistema”. ¿Qué condiciones se tendrían que dar? “Más que un triunfo de un nuevo proyecto, sería la debacle mayúscula de los partidos de izquierdas: un hundimiento del PSOE y que Sumar esté fuera de combate”, expone. “Sería más la pérdida de apoyos por parte del Gobierno que por un triunfo arrollador de PP y de Vox”, apostilla.
Finalmente, Antón Losada, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela, atribuye las encuestas que pronostican 200 escaños para PP y Vox a la voluntad de “crear un estado de opinión” y recuerda que José María Aznar (en 1993), Mariano Rajoy (en 2008) y el mismo Alberto Núñez Feijóo (en 2023) tuvieron unas proyecciones electorales más favorables de los resultados que acabaron obteniendo. “En 2023, PP y Vox tuvieron el mejor escenario posible y no llegaron ni a la mayoría absoluta”, esgrime Antón Losada. “El gran resultado que pueden obtener no depende de ellos, sino que depende de si se reconstruye o no un espacio a la izquierda del PSOE. Toda la subida de Vox y del PP tiene más que ver con el desastre de Sumar, Podemos y compañía porque los porcentajes tampoco se han alterado tan significativamente”, sostiene. Y cree que los casos de corrupción no son el “principal problema” de Sánchez, sino que su gran handicap es el “desgaste” de su liderazgo: “Los ciclos se acaban y las cosas se gastan”. Eso sí, pone la lupa en el voto a la izquierda del PSOE: “Hay un espacio que ahora no sabe qué hacer, pero eso no quiere decir que no vaya a votar cuando sean las elecciones”, concluye.
El PSOE registra el mayor índice de indecisión y el PP muestra una gran movilización
Desde Sigma Dos, sí que creen que, con la estimación electoral actual, es “factible” llegar a los 200 escaños. El motivo que ha llevado a esta cifra es claro: “Una caída en la fidelidad del voto al PSOE, un incremento en la fuga de votantes y un grado de movilización, que sería mayor en la derecha que en la izquierda”, relatan. ¿Cuáles son los motivos principales para dejar de votar al PSOE? El 36,5% de ellos lo hace por la desconfianza generada por las informaciones que rodean a Pedro Sánchez y el 29% lo atribuyen el descontento con su liderazgo.
Ahora bien, voces de Sigma Dos consultadas por ElNacional.cat son cautas y reconocen que no se puede “proyectar un escenario de futuro a largo plazo en un contexto donde el flujo de información y su impacto político son tan intensos, veloces y profundos”. Eso sí, lo que favorecería superar esa barrera serían la “falta de recuperación del PSOE” y la “división en el espacio a su izquierda”. Asimismo, Sigma Dos aporta datos complementarios que explican la situación actual:
- El PSOE capta un 9,1% del votante anterior de Sumar y pierde un 8,3% hacia el PP.
- El PSOE registra el mayor índice de indecisión entre los grandes partidos (el 18,3%), seguido por Sumar (el 17,2%).
- El 20% del electorado anterior tanto del PSOE como de Sumar afirma no tener claro si acudirá a votar. En cambio, el electorado del PP muestra una movilización cercana al 90%.

El PP celebra una “potencia demoscópica” equiparable a la de Felipe González en 1982
Fuentes del equipo de Alberto Núñez Feijóo consultadas por ElNacional.cat sí que ven viable la posibilidad de romper la barrera de los 200 escaños. Sin embargo, reconocen que su preocupación es conseguir unos resultados que les permitan gobernar en solitario (como se ha comprometido a hacer el líder del PP) sin dudas. Es decir, dejar a Vox sin argumentos para reclamar integrar una coalición. Las mismas voces subrayan que la última encuesta publicada en El Español dibuja un escenario en el que el PP tiene más votos que el PSOE y Vox y que el PSOE y Sumar ahora, una cifra que les carga de razones, dicen, para evitar que Santiago Abascal se convierta en vicepresidente. Asimismo, alegan que su objetivo es seducir al votante limítrofe con el PSOE y no con Vox. “Para captar votantes de Vox tendríamos que enviar el discurso a un sitio donde no queremos”, justifican. Y afirman que es la estrategia que han estado implementando los últimos tres años.
Por otro lado, destacan el “crecimiento lineal” que aseguran que han experimentado los populares en los últimos meses, subrayan que la “potencia demoscópica” de la derecha actualmente es la misma que la del PSOE de Felipe González en 1982 y recalcan que los 51,3 puntos de voto que la encuesta atribuye a PP y Vox supera en casi siete puntos la mayoría absoluta de Mariano Rajoy en 2011 así como la obtenida por José María Aznar en 2000.

Sánchez-Feijóo y Moncloa-Génova: dos balances antagónicos del curso político
La distancia entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no es solo demoscópica. Si alguien ajeno a la política española escuchara las ruedas de prensa del presidente español y del jefe de la oposición para hacer balance del curso político, pensaría que hablan de estados diferentes. Ninguna coincidencia y ningún diagnóstico compartido. Donde Sánchez presume de haber respondido con “prontitud y contundencia” frente a la corrupción “poniendo remedio para extirparla de la vida política”, Feijóo le reprocha que haya “construido su proyecto político y vital con presuntos delincuentes” y que llegara al poder para “beneficiarse de la corrupción”.
Si desde la Moncloa, el discurso es que “queda mucha legislatura por delante” a pesar del “raca-raca de siempre” sobre el anticipo electoral, en Génova creen que al Gobierno “le sobra legislatura” y auguran que seguirán los “abusos y mentiras” y que lo harán “una tras otra y como una gota malaya”. Si Feijóo lamenta que el ejecutivo “gobierna sin tener mayoría, sin tener palabra y sin tener vergüenza”, teniendo solo “corrupción, mordidas y audios”, Sánchez exhibe una “agenda que merece la pena y cuyos resultados saltan a la vista para aquel que realmente quiera verlos”.
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En el PP, claro está, no los ven. “Se mire por donde se mire, hoy en España todo lo que depende del Gobierno funciona peor”, proclamó el jueves Feijóo. “Ni toda la propaganda de Sánchez es capaz de tapar lo que ven, lo que viven y lo que sufren los españoles cada día”, insistió. “Siento que hoy hay más distancia que nunca entre lo que se escribe en la Moncloa y la realidad de las calles”, apostilló. Tres días antes, Sánchez había replicado al “catastrofismo de los cenizos de siempre” y había exhibido una “ampliación de derechos constante y persistente” por parte del Gobierno y el “optimismo” de los datos económicos: “Nuestro país vive una de las épocas de mayor prosperidad de su historia democrática. […] Es contemplado en medio mundo como un modelo de éxito a seguir”, verbalizó. “Algunos se obstinan en decir una y otra vez que los españoles son hoy más pobres que hace siete años, pero es simple y llanamente falso”, aseguró.
De hecho, el oxímoron se da de puertas adentro y de puertas afuera. Mientras Sánchez presume de estar “desplegando una agenda internacional ambiciosa y coherente”, de haber logrado “elevar el perfil internacional de España” y de haber demostrado un “compromiso real con la paz, la solidaridad y la colaboración entre naciones”, Feijóo alega que “se ha desmoronado la gran farsa internacional” de Sánchez y considera que el presidente español “ha destruido su imagen internacional y ha arrastrado la credibilidad de España”, ha sido el “aliado menos fiable” y se ha convertido en un “problema internacional para las democracias occidentales”.