No hace tanto, los temas de las tertulias eran la crisis de la avellana, el carril VAO de la C58, el mosquito tigre y la apasionante cuestión del eje nacional frente al eje izquierda-derecha. Este último, un tema que provocó muchas desencajadas mandibulares a causa de los terribles bostezos que generaba.

Una de las cosas que más tenemos que agradecer al no menos apasionante tema del procés es que se ha llevado para siempre la eterna discusión sobre ejes. De momento. Ahora bien, eso no quita que el procés haya movido este eje del cual ya no hablamos. En Catalunya y en España. Y en direcciones opuestas.

En nuestro país, la hegemonía estaba en manos del espacio convergente, aquella cosa líquida que Jordi Pujol supo identificar y sintetizar en una idea reconocible. En el 2019 el espacio convergente todavía existe, fragmentado pero vivo, y se ha movido a la izquierda. ¿Empujados por la CUP? Seguramente esta ha sido una de las causas, pero también empujados por sí mismos. La antigua CDC marcada por la corrupción tuvo que escapar de su pasado y se transmutó en el PDeCAT. La posterior aparición de la Crida dinamitó la transición controlada y ahora habrá que ver cómo se acaba resituando todo y cuál de los dos se queda la hegemonía.

Una hegemonía, por cierto, que también quiere Esquerra Republicana, situación que demuestra este movimiento hacia la izquierda del catalanismo moderado que tradicionalmente ocupaba el centro. Pero es que mucho votante republicano también se ha movido hacia la izquierda, de aquí que la CUP consiguiera aquellos famosos 10 diputados.

Pero hay otra prueba del terremoto: la desaparición de Unió. Unió podría haber acogido el catalanismo moderado si este hubiera continuado en su sitio, pero como desapareció, los de Duran se quedaron sin clientes y tuvieron que cerrar el chiringuito. Y parte del artefacto Duranista, los Demòcrates, vieron tan claro hacia dónde estaba yendo la cosa que optaron por ir con los de Esquerra.

En cambio, en España el espacio central, desde la desaparición del CDS y a partir de 1995, iban repartiéndoselo PSOE y PP, dependiendo de cada ciclo. Hasta que el "a por ellos" con que la calle respondió el actual momento del procés, no sólo ha hinchado Vox sino que ha inflamado el discurso del PP post-rajoyista y ha obligado a Ciudadanos a olvidarse de su socialdemocracia del 2017 y después de pasar por el liberal progresismo ha acabado avanzando el PP por la derecha.

Pero lo peor para el PSOE es que la huida hacia la derecha extrema ha sido de los tres partidos, sí, pero lo han hecho persiguiendo a los electores que ya se habían ido hacia allí. Por lo tanto, aquel espacio que antes votaba centro derecha o centro izquierda en función del momento, ya no existe. Ha desaparecido. Ahora todo aquello es derecha nacionalista.

Teniendo en cuenta que el procés no tiene mucho aspecto de irse, no parece muy difícil concluir que este retrato de la situación como mínimo se mantendrá. La duda es saber si todavía irá a más y la grieta en el eje nacional Catalunya-Espanya se convertirá en el Gran Cañón del Colorado gracias a un eje derecha-izquierda que, mire por dónde, ahora también es nacional.