El Penedès es la cuna del vino espumoso en Catalunya. De esta comarca han surgido las tres marcas comerciales que coexisten y compiten en el mercado: el Cava, absolutamente dominante en cantidad y con un abanico de calidad y precios amplísimo, Corpinnat y Clàssic Penedès, ambas con producciones relativamente pequeñas pero que se distinguen por ser ecológicas y por una calidad alta y muy homogénea.

Es conocido el liderazgo en volumen de Freixenet y de Codorniu, dos grandes empresas históricas del sector, nacidas en la comarca, a las que hay que añadir, en términos de volumen, J. García Carrión y Juvé & Camps. Hablaremos brevemente de las cuatro con motivo de la última salida de una empresa de la DO Cava, que ha pasado a integrarse en Corpinnat.

Las cuatro empresas citadas presentan rasgos comunes en el terreno de la propiedad, la gestión y la vocación empresarial. El líder de la DO es Freixenet, una empresa que con la entrada mayoritaria en el capital del grupo alemán Henkell & Co (en 2018) dio lugar a la empresa Henkell Freixenet y se convirtió en líder mundial en vinos espumosos. Tiene la sede social compartida entre Sant Sadurní d'Anoia y Wiesbaden (Alemania). El último movimiento relevante de la empresa ha sido sacar un espumoso (Freixenet Premium Sparkling Wine - Cuvée de España), hecho en Santa Sadurní d'Anoia pero al margen de la DO, con uva de donde sea, que va destinado a Alemania, Austria y Suiza. Debe de ser por la venta de este nuevo espumoso sin sello de cava, que la cifra de 30 millones de botellas de cava anuales que se vendían a Alemania en 2022 y en 2023 haya caído hasta los 11 millones de botellas. El caso es una muestra de desvinculación parcial de la DO Cava y de un cierto desarraigo de la empresa con respecto al territorio que la vio nacer y crecer. Las multinacionales tienen eso.

La comparación entre Cava y Corpinnat no puede hacerse en términos de cantidad; las diferencias vienen de la calidad y la homogeneidad del producto... y del precio

La segunda empresa, Codorniu, fue adquirida mayoritariamente por el fondo de capital riesgo norteamericano The Carlyle Group, en 2018 (¡menudo año de cambios para los líderes del sector!), dejando a los accionistas de la familia en minoría. Tras 17 generaciones implicadas en la empresa, que Codorniu esté en manos de un fondo de inversión es, probablemente, un exponente relevante de desarraigo (en este caso, del capital y la gestión). Algunas fuentes indican que el fondo de inversión en cuestión estaría sopesando operaciones estratégicas con respecto a su participación en Codorniu, incluida, como es propio de todos los fondos de inversión, su venta.

Bodegas Jaume Serra, nacida en 1986, fue adquirida en 1997 por un foráneo y recién llegado en el sector del cava, el grupo familiar J. García Carrión, SA, que tiene como marca más conocida Don Simón. Con producto de la calidad más básica de cava, Jaume Serra se vende básicamente en autoservicios a precios bajos. El cuarto actor relevante, Juvé & Camps, produce espumoso de la gama de calidad más alta y de precio ídem. La empresa está controlada por Scranton Enterprises BV, un holding con sede en Holanda vinculado a inversores catalanes, entre los cuales destaca la familia Grifols. A diferencia de las empresas anteriores, la familia fundadora, aunque minoritaria en la propiedad, lleva la gestión y la dirección, pero con una propiedad apuntalada externamente.

Con estos exponentes empresariales que representan la cúpula del cava, una empresa de esta DO ha decidido darse de baja e integrarse en Corpinnat, alcanzando así la cifra de 16 miembros integrados en una marca colectiva europea de vinos espumosos que se rige por uno de los reglamentos más exigentes del mundo en calidad y rigor: uva ecológica, cosecha manual, vinificación en la propiedad, crianzas de 18 meses o más, y obligación de pagar un precio mínimo reglamentado a los viticultores, entre otros.

La comparación entre Cava y Corpinnat no puede hacerse en términos de cantidad, porque, por ejemplo, en el año 2024 la DO Cava vendió 218 millones de botellas y Corpinnat, 2,2 millones (un 1% del total de espumoso producido en España). Las diferencias vienen de la calidad y la homogeneidad del producto… y del precio. Pero hay más cosas, que son las que me han llamado la atención de la empresa que ha dejado la DO Cava. De los diversos motivos que da el nuevo miembro de Corpinnat, destaca su apuesta clara por el territorio del Penedès, la defensa de su paisaje y el apoyo al campesinado, el hecho de tratarse de empresas familiares y de compartir largas crianzas como valores con los que se identifica. La misma empresa ha declarado que la identidad de la DO Cava es cada vez más dudosa, y cita, por ejemplo, cómo en el consejo regulador de la DO mandan los de siempre, pero que ahora en lugar de ver a los propietarios uno ve a los secretarios generales de los grupos inversores, que no deciden nada.

Es cierto que dentro de la DO Cava hay cerca de 200 empresas elaboradoras de cava que son pequeñas y que en muchos sentidos se encuentran lejos (en términos de propiedad, gestión, calidad o arraigo) de los tres mayores productores. Naturalmente, todos los modelos de negocio y todas las empresas son respetables, como también lo es la decisión de la empresa que ha dejado un grupo para integrarse en otro que le es mucho más afín y que juega la carta de los mejores productores de vinos del mundo.