La semana pasada mientras paseaba por las redes sociales —como acostumbro a hacer para sentirme vinculada con la comunidad humana y para no perderme ninguno de los profundos debates que surgen allí— eché un vistazo a X (Twitter) y en la sección Para ti me apareció (por azar o por el algoritmo de X) un tuit en el que se decía que la Generalitat y algunas direcciones de algunos centros educativos se están cargando la educación de nuestros chavales porque dejan pasar curso a todo Dios, sea cual sea su rendimiento escolar. Como queriendo decir que en la escuela nadie da ni golpe y que mañana será otro día. Me pareció un debate interesante y metí baza; porque ¿qué hay más interesante en esta vida que debatir apasionadamente en X?

Como persona responsable que soy, no se me ocurrió otra cosa que preguntar a la Generalitat de Catalunya (a través de su cuenta de X) si todo esto era cierto. Y se ve que sí. Al menos esto parece por el alud de comentarios que recibí como respuesta a mi pregunta (obviamente ninguno era de la Generalitat). Todo el mundo afirmaba que era cierto. Incluso alguien (un tal @Galer43) dijo que "si hay demasiados suspensos, inspección pide explicaciones a la dirección, y esta a los profesores. Para evitar hacer informes y tener que dar explicaciones, se aprueba y tema resuelto. 'La vida ya los pondrá en su sitio', he oído decir varias veces". No sé por dónde empezar. No sé si ponerme a llorar primero durante tres días seguidos o empezar a quemar todos los contenedores de reciclaje que encuentre por la calle (aquellos del anuncio "envàs on vas" ['envase dónde vas'] que después acaban todos mezclados porque no hay ni Dios que haga lo que tiene hacer, ni los que se supone que se dedican a ello).

A ver si lo entiendo, hay tantos alumnos que suspenden y que, por lo tanto, tendrían que repetir (para los directores de centros educativos que no lo sabéis, repetir curso era una técnica que se utilizaba en los años noventa del siglo pasado para que los alumnos que no estudiaban supieran que no estudiar tenía unas consecuencias) que han llegado a la conclusión de que es mejor dejarles pasar curso, sobre todo si son unos granujas (para no tener que aguantarlos otro año pasan la pelota caliente al profesor del curso siguiente), y que parezca que todo es coser y cantar. Es decir, que es mejor esconder toda la mierda —su incompetencia— bajo la alfombra y mirar hacia otro lado. Y todo esto con el visto bueno de la Generalitat, de los padres, de los directores de los centros educativos y de los profesores. Negar la realidad, fingir que no pasa nada, que todo va bien, que ya se va a resolver todo más adelante sin intervenir…, porque se ve que el tiempo lo cura todo, incluso la ignorancia y la ineptitud.

¿Por qué suspenden tantos alumnos? ¿Qué clase de profesores y de sistema educativo tenemos?

La permisividad y la infantilización por un lado, pero adentrémonos ahora en la otra gran cuestión, la incompetencia: ¿por qué suspenden tantos alumnos?, ¿qué clase de profesores y de sistema educativo tenemos? El otro día quedé con unos amigos que quiero mucho y empezamos a hablar de cuando estudiábamos en el instituto (hace unos 250 años, aproximadamente), coincidimos en que muchos de nosotros habíamos suspendido alguna asignatura porque el profesor llegaba a clase, expulsaba todo lo que tenía en la cabeza sin tener en cuenta cómo recibíamos la información los alumnos y se iba. La clase se volvía aburridísima y totalmente incomprensible. No fue hasta que fuimos a clases de repaso (o a conferencia, como lo llamamos en Banyoles) que aprobamos estas asignaturas. Lo único que hacía diferente aquella persona era tomarse la molestia de explicarnos las cosas con calma y hacernos atractiva la asignatura. ¿Cuál es la causa (o las causas) de esta incompetencia educativa? ¿Los profesores no hacen bien su trabajo? ¿Los directores de los centros educativos tienen fobia a los suspensos y no quieren oír hablar de ellos? ¿El Govern de turno de la Generalitat presiona a los centros educativos para que todo el mundo apruebe porque no quiere hacer el esfuerzo de reparar nada y prefiere sonreír y decir que todo va muy bien (con ilusión!)?

En 2005 (más o menos) viví en Escocia (Edinburgh) y decidí estudiar Audiovisual Technology. A medio curso tuve que dejar los estudios y volver a mi querida tierra (Catalunya, obviamente). En ese momento no lo entendí; no ha sido hasta hoy que lo he entendido. Los profesores del centro me dijeron que volviera, que no pasaba nada si me iba unos días, que descansara y volviera después para terminar el curso. Que un alumno abandonara el centro era un punto negativo en su expediente, una mancha oscura que no podía borrarse; aunque ellos lo intentaran disfrazar de amor y compasión. Estoy hablando del 2005; veinte años antes, en Escocia, ya ocurría lo que está ocurriendo actualmente en Catalunya. Dicho esto y ya para ir cerrando el tema, todo el mundo sabe que aplazar los problemas no hace más que agravarlos y, en muchos casos, convertirlos en irreversibles. ¿Qué queremos, un futuro de pipiolos, tarambanas y merluzos? Pregunto. Y ahora sí, me voy a llorar durante tres días seguidos.