El Mitsubishi Colt dejará de producirse en 2026, poniendo fin a una breve etapa de regreso al mercado europeo. Su desaparición está directamente relacionada con la estrategia de consolidación dentro de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, así como con los planes de simplificación de la gama de modelos. En este caso, el Renault Clio ha sido el punto de partida y, al mismo tiempo, el desencadenante de esta retirada anticipada.

El actual Colt se relanzó en 2023 como un modelo gemelo del Renault Clio, compartiendo con él plataforma, motores, sistemas de infoentretenimiento y la práctica totalidad de sus soluciones técnicas. Se ensamblaba en la misma planta, con ajustes estéticos mínimos para diferenciarlo. Esta fórmula permitía a Mitsubishi ofrecer un utilitario con costes contenidos y sin necesidad de desarrollar un producto propio desde cero. Sin embargo, lo que parecía una jugada pragmática ha terminado revelándose insostenible a medio plazo.

El motivo principal del cese es que el futuro Clio VI, previsto para 2026, no contará con una versión Mitsubishi. La nueva generación se desarrollará bajo criterios más avanzados de electrificación y conectividad, con cambios estructurales importantes que dificultan su duplicación sin inversiones propias. En este contexto, Mitsubishi ha optado por no seguir adelante con un derivado que no tendrá el volumen suficiente como para justificar su continuidad. Lo destacable en este caso es que la marca se retira del segmento de los utilitarios urbanos en Europa apenas tres años después de haberlo retomado.

 

La marcha del Colt también deja entrever el rumbo que toma Mitsubishi en su estrategia regional. Durante los últimos años, la marca ha reconfigurado su catálogo hacia productos de mayor rentabilidad, con especial atención a los SUV y modelos electrificados. La producción de coches pequeños y de volumen ha quedado relegada a acuerdos industriales con sus socios, lo que reduce su autonomía pero también sus costes. La retirada del Colt se enmarca dentro de esta lógica: menos modelos generalistas, más concentración de recursos en segmentos estratégicos.

Fin de ciclo para el Colt en Europa

El cese de producción del Colt no implica una ruptura con la alianza ni un retroceso general para Mitsubishi, sino una redefinición de su papel dentro del grupo. En este sentido, la marca busca posicionarse como un actor más centrado en la eficiencia, aprovechando desarrollos compartidos cuando resultan rentables y evitando duplicaciones innecesarias. Cabe destacar que esta estrategia ya se aplica en otros modelos actuales, como el ASX, también derivado de Renault.

Por otro lado, esta decisión responde a un entorno de mercado cada vez más exigente con los vehículos urbanos. Las normativas de emisiones, los requisitos de conectividad y la presión de los costes han elevado significativamente las barreras de entrada. El Colt, al depender totalmente de otra marca para su desarrollo, no tenía margen de maniobra suficiente para adaptarse a las nuevas condiciones sin comprometer su viabilidad económica.

Así, el fin del Mitsubishi Colt representa el cierre simbólico de una etapa en la que la marca intentó recuperar protagonismo en el mercado europeo con soluciones compartidas. Su retirada anticipa una estrategia más selectiva, centrada en modelos con mayor retorno comercial y capacidad tecnológica. Una decisión que, aunque previsible, marca el adiós definitivo a un nombre con peso histórico en la industria del automóvil.