Pistoletazo de salida a la campaña electoral de las elecciones holandesas, que se celebrarán el 15 de marzo. Por este motivo, este sábado la mayoría de los líderes políticos y miembros más destacados de cada partido han salido a las calles y plazas de diferentes ciudades del país con el objetivo de encontrarse con los votantes y repartir información sobre las respectivas propuestas.

La ausencia más destacada ha sido la del miembro de la extrema derecha Geert Wilders, fundador del Partido por la Libertad (PVV), que ha cancelado algunos de sus actos de forma provisional por cuestiones de seguridad después de la detención de un agente de su equipo de protección, acusado de haber filtrado información confidencial a criminales holandeses-marroquíes.

El principal objetivo de Wilders es conseguir la "desislamización" de Holanda ya que tilda el islam como una ideología "totalitaria y terrorista" centrada en la lucha contra Occidente. El primer punto de su programa electoral se basa, de hecho, en este aspecto e incluye propuestas como prohibir el velo a las escuelas, cerrar las mezquitas, y prestar más atención a "los valores y tradiciones occidentales".

La propuesta de Wilders está recibiendo un gran apoyo ya que, según indican las encuestas, una mayoría de los votantes considera que "los refugiados procedentes del África" tendrían que ser deportados en su país de origen. Asimismo, el 86% del electorado holandés está "preocupado" o "muy preocupado" por las "normas y valores nacionales" que, según consideran, están en una peor situación de lo que hace cinco años.

Las principales preocupaciones de los holandeses, el aumento de la inmigración y la pérdida de los valores nacionales, son las que ha sabido explotar y recoger Wilders. En una misma línea que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el líder del PVV propone el discurso nacionalista: "Holanda primero".

El partido dirigido por Geert Wilders encabeza las encuestas sobre la intención de voto -con un 18'2% de los votos y entre 25 y 31 escaños, de 150- seguido del partido que ocupa actualmente el Gobierno, el VVD, liderado por el primer ministro, Mark Rutte. Por el resto, se espera que el Parlamento holandés quede muy fragmentado ya que hasta 14 partidos podrían obtener representación.

La victoria electoral de Wilders podría dar alas a los movimientos de la extrema derecha en Europa, como el de Marine Le Pen, a Francia, o Frauke Petry, en Alemania. A pesar de la fuerza de Wilders y el partido que encabeza, la gran fragmentación del Parlamento holandés hace difícil que se pueda llegar a convertir en primer ministro, por la negativa del resto de grupos a pactar con él.