La contaminación de los ríos en India es una de las problemáticas más mediáticas que tienen. Los políticos intentan maquillar la realidad y, a veces, esta puede salir cara. El ministro jefe de Punjab, Bhagwant Mann, bebió agua del Kali Bein, un río sagrado en Sultanpur Lodhi, para demostrar que no está contaminado y acabó ingresado en el hospital general de Delhi. Además, hay un vídeo que se ha hecho viral donde se lo ve bebiendo un vaso entero de agua con total convicción que fue compartido por el mismo Partit Aam Aadme (AAP) antes de la terrible consecuencia.

Un vídeo viral

En el vídeo, se puede ver cómo sus seguidores y parte del equipo del político lo aplauden con orgullo. La polémica se ha hecho extensible mundialmente y los mismos líderes del AAP son ahora los que corren a desmentir que Mann haya acabado ingresado o que haya sufrido cualquier tipo de infección. Tan sólo admiten que fue al hospital por "una simple revisión rutinaria y ya ha recibido el alta médica". Concebir el río como un bien sagrado y la promoción de la limpieza de este han sido los dos factores que lo animaron. También en las imágenes que circulan se puede ver al reconocido ecologista y diputado de Rajya Sabha Baba Balbir Singh Seechewal, el encargado de haber invitado al ministro a participar en el 22.º aniversario de la limpieza del río Kali Bein y fue él, precisamente, quien ofreció un vaso de agua del río.

El problema de la contaminación

La contaminación de estos ríos en la India proviene de aguas residuales de las ciudades y pueblos vecinos. El Kali Bein es sagrado para los sijs después de que el Gurú Nanak se bañara. El reto de promover unos ríos más seguros para la salud de todo el mundo es un objetivo que persiguen muchas personas. Destaca el activista conocido como EcoBaba, que empezó a vaciar de basura y restos residuales los 160 kilómetros que tiene el Kali Bein al principio del 2000 y también asegura que quiere rebajar la contaminación del mismo río Ganges. A pesar de todo, no es fácil. A modo de ejemplo, este activista tardó siete años en poner en marcha un proyecto que consiguió atraer a centenares de voluntarios. También se hizo famoso por diseñar un sistema de alcantarillas en el Punjab de bajo coste, hecho que permitió reciclar las aguas residuales para utilizarlas en los campos de cultivo.

Si miramos el Ganges, el más representativo de India, fluye poco más de 2.600 kilómetros por el norte del país, pero es más que un río. Para los hindúes, es la misma diosa madre Ganga y un foco de devoción religiosa para decenas de millones de personas en todo el mundo. También es una fuente vital de agua y vida para más del 40% de la población de más de mil millones de personas de la India. Sin embargo, cada día se invierten al Ganges unos tres millones de litros de aguas residuales, y sólo aproximadamente la mitad de estas se han sometido a un tratamiento. Las aguas del río son tan sucias que se considera una de las vías fluviales más contaminadas del mundo. Pero hay más que las aguas residuales que entran en este río: los residuos de las curtidurías, las plantas químicas, las fábricas textiles, los mataderos e incluso los hospitales se entregan, sin tratarse. Las presas bloquean y alteran el caudal del río en sus tramos más altos. La agricultura absorbe grandes cantidades de agua y la utiliza para regar decenas de miles de campos.