Más problemas para la monarquía británica. La Policía Metropolitana de Londres ha anunciado este miércoles que investigará la fundación del príncipe Carlos de Gales, heredero de la Reina Isabel II, por supuestamente recibir donaciones a cambio de favorecer la concesión de títulos y honores. Así, Scotland Yard seguirá la pista de las acusaciones que ya se habían hecho públicas por la prensa británica, que conectan la renuncia de Michael Fawcett, mano derecha de Carlos y director de su fundación, con la concesión de distinciones reales y la nacionalidad británica en un multimillonario saudí. Esta noticia llega la misma semana que el hermano pequeño del príncipe, Andrés de York, haya esquivado ir a juicio a los Estados Unidos por un caso de abusos sexuales a una menor de edad gracias a llegar a un acuerdo con la víctima.

Miles a cambio de un CBE

Las sospechas destapadas por el rotativo Sunday Times el año pasado llegan finalmente a Scotland Yard. El empresario y filántropo saudí Mahfouz Marei Mubarak bin Mahfouz recibió en el 2016 una de las distinciones más altas de la Orden del Imperio Británico por parte del príncipe Carlos, un CBE. Según el medio citado, Bin Mahfouz habría pagado decenas de miles de libras a unos intermediarios del heredero a los cuales aseguraron que podría conseguir el título. El empresario es uno de los donantes más importantes de la oenegé del príncipe. Por su parte, la residencia oficial de Carles, Clarence House, se ha limitado a asegurar en un comunicado que "El Príncipe de Gales no sabía nada de un supuesto ofrecimiento de honores o la ciudadanía británica a cambio de donaciones a sus organizaciones". Según el Times, Michael Fawcett, director ejecutivo de la Fundación del Príncipe -que promueve el medio ambiente y la cultura-, dimitió después de conocerse la información. El millonario saudí habría dado más de 1,5 millones de libras (1,75 millones de euros) a ONG vinculadas con la Casa Real británica antes de recibir su condecoración.

Escándalos

La Policía Metropolitana de Londres no da abasto. La retahíla de investigaciones abiertas sobre el gobierno de Boris Johnson, tanto por el escándalo del 'partygate' como por posibles delitos de soborno, se acumulan en la oficina de la jefa de policía, que de momento no ocupa nadie, después de que otro escándalo la forzara a dimitir. Por otra parte, la Casa Real británica atraviesa momentos muy complicados después del descorche de una posible conexión entre el príncipe Andrés de York y el pedófilo y traficante de personas Jeffrey Epstein. Un tribunal de Nueva York aceptó la demanda civil de una mujer que asegura que fue víctima de abusos sexuales de Andrés cuando ella tenía 17 años. Este escándalo ha provocado que Isabel II retire sus cargos militares y otros poderes, si bien Andrés todavía conserva el título de príncipe.