Solo llegar a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ha suspendido casi todos los programas de asilo a extranjeros. Una excepción y flagrante han sido los granjeros afrikáners blancos de Sudáfrica, descendientes de los colonos europeos que, en palabras del presidente norteamericano, son víctimas de un “genocidio” en su país. La administración norteamericana sostiene que se trata de un “grupo vulnerable que se enfrenta a una discriminación racial injusta en Sudáfrica” y por eso se les concede el asilo, y de forma exprés. Este lunes ha llegado a Estados Unidos un primer grupo de 49 afrikáners, que se instalarán en diferentes puntos del país.
Horas antes de la llegada de este primer grupo, Donald Trump justificó la consideración de los afrikáners como refugiados. “Que sean blancos o negros no es importante para mí, pero son granjeros blancos que son asesinados brutalmente y sus tierras son confiscadas”, ha manifestado Trump, que ha acusado a los periodistas de esconder este supuesto genocidio. El presidente norteamericano ha advertido a su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa, que Estados Unidos no participará en el G-20 de Sudáfrica mientras se mantenga la supuesta discriminación de la que son víctimas los afrikáners, una discriminación que ha negado el presidente del país africano, que sostiene que los descendientes de los colonos europeos no cumplen las características de refugiados porque no sufren ningún tipo de persecución.
Acusaciones de discriminación
Lo cierto es que, desde el febrero pasado, la administración Trump se ha mostrado beligerante con el gobierno de Cyril Ramaphosa, a quien acusa de aplicar políticas de flagrante discriminación contra los granjeros blancos. Aparte de poner en marcha este programa de acogida, ha suspendido la aportación de fondo de asistencia financiera a Sudáfrica. Los argumentos para justificar estas medidas son que el país africano ha aprobado una ley que permite la expropiación de propiedades privadas sin ninguna compensación y que fomenta una “retórica del odio” que alimenta “una violencia desproporcionada contra unos propietarios de tierras desfavorecidos racialmente”. Las medidas a que se refiere la administración norteamericana son un paquete de medidas adoptadas para poner fin a las desigualdades provocadas por el apartheid y el reconocimiento de derechos a la mayoría de población negra. El gobierno de Cyril Ramaphosa ha puntualizado que no se han confiscado tierras a nadie y ha recordado que solo el 4% de las tierras de propiedad privada están en manos de negros, mientras que la minoría blanca, que representa el 8% de la población, controla tres cuartas partes del total.
El primer grupo de afrikáners llegados a Estados Unidos fue recibido en el aeropuerto de Dulles, en Washington, por un pequeño grupo de personas que protestaban por su entrada en el país como refugiados en un proceso acelerados que demuestra “un trato especial”. Eso mientras la administración Trump deniega la entrada de solicitantes de asilo de países como Afganistán, el Congo o Sudán.