Habrá que aplaudir sin matices la clara y contundente intervención del arzobispo de Tarragona y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET), que incluye a todos los obispos catalanes, por su apercibimiento al presidente de Vox, Santiago Abascal, por criticar la posición de la Iglesia en el conflicto de Jumilla, donde se ha aprobado una iniciativa municipal prohibiendo actos islámicos en instalaciones deportivas. Aunque la iniciativa es del PP, que gobierna cómodamente en este municipio murciano, ha sido Abascal el que ha criticado la posición de la Iglesia, defendiendo que se respetara el derecho de libertad religiosa.

El líder de Vox tildó esa posición de la Conferencia Episcopal Española de sorprendente y, en un ataque directo a la cúpula de obispos, arzobispos y cardenales, la atribuyó al hecho de que tuvieran que defender los ingresos públicos que reciben o bien a los casos de pederastia que han afectado a la Iglesia católica. Pues bien, Joan Planelles, arzobispo de Tarragona, no se ha andado por las ramas con Abascal: "Un xenófobo no puede ser un verdadero cristiano", le ha espetado. Y lo ha invitado a repasar la doctrina de la Iglesia sobre la acogida de la inmigración. No solo eso, también ha considerado la postura procatólica de la formación ultra como una trampa. 

En un mundo tantas veces tan gris y tan prudente, las declaraciones del arzobispo Planelles tildando a Abascal de mal cristiano son una bocanada de aire fresco

La cosa no ha acabado aquí y Abascal ha recuperado una noticia de ABC de 2019 titulada: "El párroco que permitió una estelada en su iglesia, nuevo arzobispo de Tarragona". Y de subtítulo que en 2013 se enfrentó a Albert Boadella después de que se colgase una bandera independentista en el campanario de Jafre, una población de menos de 400 habitantes en el Baix Empordà. En páginas interiores, se explicaba que el entonces párroco Planellas aseguró haberlo hecho porque el pueblo había pedido colgar la estelada en el campanario y él no podía ir contra el pueblo. No deja de ser explicativo de la catalanofobia existente el hecho de que Abascal, para criticar la posición del cardenal y la crítica lanzada de que no era un verdadero cristiano, no acuda al debate de fondo, la inmigración y sus derechos religiosos.

Busca apoyo Abascal allí donde cree que su defensa pública tendrá más respaldo entre los suyos: "¡Colgó una estelada en el campanario de su iglesia en la Diada del 11 de setembre de 2013!". Una manera de decir que, a partir de aquí, cualquier crítica que pueda hacerle el presidente de la Tarraconense, Joan Planellas, carece de valor alguno. Abascal crece y crece en las encuestas desde un peligroso extremo xenófobo que además roba votos al PP, que queda maniatado de los ultras. En un mundo tantas veces tan gris y tan prudente, las declaraciones del arzobispo Planelles tildando a Abascal de mal cristiano son una bocanada de aire fresco.