Marc Casadó fue una de las grandes irrupciones del FC Barcelona en la pasada temporada. El centrocampista, formado en La Masia, aprovechó como pocos las oportunidades que le brindó Hansi Flick y se convirtió en una pieza muy útil para el primer equipo. Su energía, compromiso defensivo y capacidad para dar equilibrio en el mediocampo convencieron al técnico alemán, que no dudó en contar con él en momentos de alta exigencia.
Sin embargo, esta segunda campaña podría ser muy diferente para el joven jugador. La competencia en el centro del campo se ha multiplicado y amenaza con dejarle en un papel muy secundario. Con nombres como Frenkie de Jong, Pedri, Gavi y Marc Bernal asentados en la rotación, además de la versatilidad de Dani Olmo o Fermín para ocupar la zona media, el margen para que Casadó acumule minutos se reduce de forma considerable.

Un escenario complicado
La temporada es larga y Flick confía en todos sus futbolistas, pero la realidad es que Casadó parte con desventaja en la lucha por la titularidad. El técnico tiene claro que el holandés De Jong es inamovible en el pivote cuando está disponible, mientras que Pedri y Gavi se reparten gran parte del protagonismo en las posiciones interiores. Bernal, además, entra en los planes del entrenador.
Casadó, que destaca sobre todo en tareas de contención y recuperación, podría verse relegado a un rol más testimonial, apareciendo únicamente en rotaciones puntuales o partidos de menor exigencia. Una situación que, si se prolonga hasta diciembre, podría obligarle a replantearse su futuro inmediato.
El mercado de invierno como solución
Si la dinámica actual no cambia, Casadó valorará seriamente una salida en enero, ya sea en forma de cesión o de traspaso con opción de recompra. El objetivo sería encontrar un equipo que le garantice minutos y le permita seguir creciendo como futbolista, sin perder el contacto con la élite.
En el club son conscientes de esta posibilidad y no descartan tomar una decisión estratégica llegado el momento. Flick, por su parte, prefiere esperar antes de cerrar cualquier puerta, ya que la temporada está llena de imprevistos y las lesiones o sanciones pueden cambiar el panorama en cuestión de semanas.

Un talento que no quiere estancarse
A sus 21 años, Casadó no quiere frenar su progresión. La pasada campaña fue una demostración de que tiene nivel para competir en el primer equipo, pero sabe que su desarrollo pasa por jugar con regularidad. Su carácter competitivo le impide conformarse con entrenar y disputar pocos minutos, y su entorno ya ha empezado a analizar opciones para enero en caso de que la situación no mejore.
El Barça, que valora muy positivamente su compromiso y profesionalidad, tendrá que gestionar con cuidado este caso. Si Casadó mantiene su ambición y el club logra encontrar la fórmula para que siga vinculado a la entidad, ambas partes saldrán ganando. Pero, de momento, el peligro de salida es real y el mes de enero se presenta como una fecha clave en su futuro.