La Generación Z, que estas últimas semanas ya ha protagonizado movilizaciones masivas y violentas en Nepal y Madagascar, ha vuelto a sacudir la escena internacional. Esta vez lo ha hecho en México, donde una protesta multitudinaria ha acabado con fuertes enfrentamientos y más de un centenar de policías heridos. La marcha, convocada en Ciudad de México para denunciar la inseguridad, la impunidad y el malestar creciente entre los jóvenes, ha comenzado de manera pacífica, pero se ha desbordado al llegar a las inmediaciones del Palacio Nacional. Según las autoridades de seguridad de la capital, un grupo de encapuchados conocidos como el “bloque negro” ha golpeado las vallas metálicas que protegían el edificio, lo que ha desencadenado el choque violento con la policía.
Los agentes han utilizado gases lacrimógenos y extintores para contener a los manifestantes, después de que algunos hubieran derribado parte de las barreras y lanzado piedras, palos, cadenas y artefactos de fabricación casera. Las autoridades han informado que 60 policías han sido atendidos en el lugar de los hechos, mientras que 40 más han tenido que ser trasladados a hospitales con lesiones mayoritariamente leves. Una treintena de civiles también han resultado heridos y han recibido asistencia médica. La policía de la capital ha detenido a una veintena de personas acusadas de actos violentos, y ha remitido a una veintena más por faltas administrativas.
La protesta, que ha reunido a jóvenes, pero también a ciudadanos de otras edades, ha canalizado un malestar generalizado ante la violencia que atraviesa el país, los más de 133.000 desaparecidos y el coste creciente de la vida. Varios participantes han expresado que la inseguridad es el principal detonante, señalando casos recientes como el asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, que ha intensificado el descontento social. “Carlos Manzo no murió, el Estado lo mató”, ha sido el cántico más coreado durante las protestas. En la movilización también se han visto símbolos culturales de la generación convocante, como banderas inspiradas en la serie One Piece, que se han convertido en iconos de protesta en ciudades de diversos países.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha atribuido la magnitud de la protesta a una “estrategia digital pagada” y vinculada a grupos opositores, una afirmación que ha generado controversia y que, según medios locales, ha acabado dando aún más visibilidad a la movilización. A pesar de que las marchas no han sido las más multitudinarias de la era reciente, han revelado la fuerza creciente de una generación que ha crecido inmersa en la digitalización, pero también en un clima de violencia persistente. De hecho, el homicidio ha sido la primera causa de muerte entre los jóvenes mexicanos durante el 2024, un dato que explica parte de su descontento y la necesidad de ocupar las calles.
