La baraka electoral le ha desaparecido a Pedro Sánchez. Los casos de corrupción del PSOE —con sus dos números dos procesados, uno en prisión y el otro acaba de salir— y de su entorno familiar, con su mujer y su hermano imputados, han sido demasiado para el votante extremeño de izquierdas. Además, la frivolidad y tozudería de poner como candidato del PSOE a Miguel Ángel Gallardo, procesado en el mismo caso del hermano del presidente, ha desmovilizado a la izquierda, incapaces de depositar la papeleta socialista en la urna ni con la nariz tapada. La victoria electoral de la candidata del Partido Popular, María Guardiola, es relevante pese a que no logra la mayoría absoluta por el subidón de Vox, que supera el 17% de los votos.

La derrota en Extremadura de los socialistas es extremamente dolorosa. El PSOE se ha desplomado hasta alcanzar un resultado paupérrimo por tratarse de una comunidad donde la izquierda siempre ha sido importante. Sánchez ha desplumado a los socialistas de todo lo que son sus signos de identidad: la honestidad como divisa política y el partido. El PSOE como referente de la historia reciente en Extremadura. Encerrado en la Moncloa y sin escuchar ninguna de las voces críticas del partido, Pedro Sánchez ha apagado el interruptor de las demandas de la organización sin darse cuenta de que se ha quedado sin referentes con el pasado. Hoy los Rodríguez Ibarra o también el recientemente fallecido Guillermo Fernández Vara se sienten muy distantes de las maneras de hacer de Ferraz y de la política del PSOE.

Las derechas logran una victoria aplastante con un porcentaje de votos del 60%, que no deja de ser una señal del cambio de mapa político que se está produciendo en España

Sánchez tiene por delante un camino repleto de obstáculos, ya que el ciclo electoral en España tan solo acaba de empezar. Hace dos años, el PSOE ganó las autonómicas extremeñas con el 39,90% de los votos, en una ajustada victoria frente al PP, que logró el 38,78%. Aquel empate técnico de hace 30 meses se ha solventado en la noche de este domingo con un 42,9% para los populares y un 25,9% para los socialistas. Es muy probable que el presidente del Gobierno, como aquel boxeador noqueado, se conforme con que el resultado y los cambios, si es que los hay, solo sean cosméticos. De hecho, el curso político en Madrid no se reanuda hasta febrero, puede pensar. Mes en el que, por cierto, se celebrarán las elecciones aragonesas, la segunda estación del vía crucis de Sánchez.

El Partido Popular logra una victoria aritmética importante y políticamente insuficiente. ¿La marca Feijóo no suma lo suficiente al PP? Guardiola no alcanza la muy difícil mayoría absoluta, mejora sus resultados de 2023 y le saca al PSOE once escaños y 17 puntos. También consigue que sus diputados (29) sumen más que los de la izquierda, ya que el PSOE (18) y Unidas por Extremadura (5) suman 23 parlamentarios. Eso tiene su importancia, ya que Vox tendrá que votar con la izquierda para impedir que salgan adelante las propuestas del PP.  Las derechas sí logran una victoria aplastante con un porcentaje de votos del 60%, algo realmente impensable hace poco tiempo, y menos en Extremadura, y que no deja de ser una señal del cambio de mapa político que se está produciendo en España.