Hace días que Donald Trump pisa el acelerador para cerrar el acuerdo de paz de “la octava guerra” que presume haber solucionado gracias a su intermediación desde que llegó a la Casa Blanca el pasado mes de enero, para intentar cumplir el sueño de ganar el Premio Nobel de la Paz que el Comité Noruego del Nobel anunciará este viernes 10 de octubre a partir de las 11 de la mañana en una rueda de prensa en Oslo. El presidente norteamericano nunca ha ocultado esta aspiración y se postula como ganador cada vez que puede. Por eso, entraba dentro de la lógica que a Trump se le preguntara este jueves por sus posibilidades de ganar el anhelado premio, justo después de anunciar el acuerdo para implementar la primera fase de su famoso plan de paz para Gaza. “No creo que nadie en la historia haya resuelto tantas guerras, pero quizás encuentran una excusa para no dármelo”, afirmó. El mandatario norteamericano no es el favorito de los expertos, pero en los últimos días los familiares de los rehenes han alimentado la campaña para que Trump gane el Nobel, al considerarlo la figura clave que hará posible el regreso de los cautivos, que este jueves se vislumbra más cerca que nunca después del anuncio del acuerdo entre Israel y Hamás.

Carta de petición al Comité Noruego

El Foro de las Familias de Rehenes de Israel, que representa a los familiares de los secuestrados, envió una carta al Comité Noruego del Nobel solicitando que se considere a Trump para el Premio Nobel de la Paz 2025, que se anunciará este viernes destacando su “determinación” a negociar la liberación de los rehenes y a buscar la paz en Oriente Medio. En respuesta, Trump agradeció la nominación y reafirmó su compromiso con la liberación de los rehenes, así como con la derrota definitiva de Hamás para evitar futuros ataques. El apoyo de estas familias se ha sumado al debate que rodea el Premio Nobel de la Paz de este 2025, que ha generado una expectativa inusitada desde que Trump se postuló como candidato y comenzó su campaña mediática y de autobombo. 

Ocho guerras, las medallas de Trump

El mandatario volvió a sacar pecho este jueves de que, durante los meses que lleva de su segundo mandato, ha resuelto siete conflictos, y sostuvo que la guerra en Gaza sería la octava gracias a su plan de paz. Añadió, además, que confía en poder resolver la guerra de Ucrania. “Hemos resuelto siete guerras. Estamos cerca de resolver una octava, y creo que acabaremos resolviendo la situación con Rusia”, declaró Trump. El presidente se refiere a los conflictos entre Camboya y Tailandia, Kosovo y Serbia, República Democrática del Congo y Ruanda, Pakistán y la India, Israel e Irán, Egipto y Etiopía, y Armenia y Azerbaiyán, aunque los analistas políticos y los expertos consideran que solo ha conseguido una tregua frágil en alguno de estos conflictos, y no acuerdos de paz estructurales y duraderos, que es lo que cuenta, porque el comité privilegia esfuerzos de paz duraderos y multilaterales

El mandatario estadounidense, que llegó a decir que si no le concedían el Nobel sería “un insulto para Estados Unidos”, sostiene que “muchos países” lo han nominado para el Nobel, un premio que se le concedió al presidente demócrata Barack Obama en 2009, y que se ha convertido en una obsesión para el presidente republicano. Las autoridades de países como Israel, Pakistán, Camboya, Armenia o Azerbaiyán lo han nominado o han expresado su apoyo para que el republicano obtenga el galardón, aunque tanto la nominación de Netanyahu como la de Asim Munir, jefe del Estado Mayor del Ejército pakistaní, se produjo después de la fecha límite del 1 de febrero para el premio de 2025. También cuenta con apoyos de otros países de segunda fila, como Gabón, Guinea-Bisáu, Bielorrusia, Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Ruanda. Pero en las últimas horas son los familiares de los rehenes israelíes secuestrados por Hamás los que han hecho más campaña para que a Trump se le conceda el Nobel.

La presión de los familiares de los rehenes

Desde que se conoció que se había llegado a un acuerdo que vislumbra el regreso de los 48 cautivos a casa, tanto los veinte que permanecen vivos como los que están muertos, la plaza de los Rehenes se llenó de familiares y ciudadanos para celebrar el éxito de las negociaciones, con banderas israelíes y estadounidenses, pancartas e imágenes de Trump, entre los cuales destacó un hombre vestido como una caricatura del presidente de los Estados Unidos sentado encima de un montón de sillas amarillas (símbolo de los rehenes desaparecidos), sosteniendo banderas israelíes y estadounidenses y haciéndose fotos con peatones sonrientes. La organización que agrupa a las familias de los rehenes han invitado a Trump a reunirse con ellos durante su próxima visita a Israel para agradecerle el compromiso por el regreso de los cautivos a casa. "Esta podría ser una de las muestras de apoyo más grandes en la historia de Israel a un amigo y aliado", afirman en la carta que le han enviado. 

El premio se concederá en Oslo el 10 de diciembre

Se da la circunstancia de que Alfred Nobel, un empresario, químico e inventor sueco, creó los premios que llevan su nombre impulsado por un sentimiento de redención y para dejar un legado positivo para la humanidad después de haber inventado la dinamita, un explosivo que, aunque revolucionó el mundo de la ingeniería y la minería, también fue utilizado con finalidad bélica. La mayoría de los Premios Nobel, incluidos los de Física, Química, Medicina, Literatura y Economía, se otorgan en Estocolmo (Suecia) por diferentes academias y organismos suecos, y son gestionados por la Real Academia Sueca de las Ciencias, mientras que el Premio Nobel de la Paz es concedido íntegramente por el Comité Noruego del Nobel.  Esto se debe a que, en la época de Alfred Nobel, Suecia y Noruega formaban una unión, y probablemente Nobel consideró que Noruega era un lugar más adecuado para este premio destinado a fomentar la paz y la fraternidad entre las naciones. El Comité Noruego está formado por cinco miembros nombrados por el Parlamento Noruego, que es el responsable de seleccionar al ganador cada año en nombre de Alfred Nobel. El comité se reúne en Oslo para debatir y discutir los candidatos a puerta cerrada para evitar interferencias. La decisión se basa en el consenso entre los miembros, aunque los detalles exactos de las deliberaciones se mantienen en secreto durante 50 años para proteger la confidencialidad y evitar presiones externas. La ceremonia de entrega del premio al ganador se celebrará en Oslo el próximo 10 de diciembre, fecha que coincide con el aniversario de la muerte de Nobel. 

Los grandes favoritos al premio

El Comité Noruego ha recibido 338 candidaturas para este año, incluyendo 244 personas y 94 organizaciones, la segunda cifra más alta en la historia reciente del premio. Entre los favoritos destacan organizaciones humanitarias como las Salas de Respuesta a Emergencias del Sudán, reportadas como candidatas morales por su trabajo en zonas de guerra civil, y organizaciones como Médicos Sin Fronteras y Reporteros Sin Fronteras. Entre los nominados, también destacan figuras como Yulia Navalnaya, viuda del opositor ruso Aleksei Navalni, representante de la resistencia democrática contra el régimen de Vladímir Putin, o la activista sueca Greta Thunberg, o António Guterres, secretario general de la ONU y Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania. 

Donald Trump no es considerado entre los favoritos por los expertos del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo e historiadores como Asle Sveen y Nina Græger argumentan que Trump carece de credenciales para el premio, por su retórica bélica, por un autobombo que le puede ir en contra, por su rechazo a las instituciones multilaterales demostradas con la retirada de EE. UU. de la OMS o el Acuerdo de París por el cambio climático. Pero, en cambio, sí que aparece como máximo favorito en las casas de apuestas, que le conceden una probabilidad aproximada del 35%. Las casas de apuestas como Betfair lo colocan por delante de otros candidatos, con una cuota de aproximadamente 2,88, la más baja y, por lo tanto, la que indica una mayor probabilidad de victoria, seguido de Navalnaya (3.00) y Zelenski (5.5), pero habrá que ver el efecto que produce el reciente acuerdo anunciado este jueves.El Comité Noruego, por su parte, insiste en que es inmune a las presiones políticas y las campañas mediáticas.

Las presiones de Trump en Noruega y al comité

En Noruega también ha aparecido el temor a represalias económicas por parte de los Estados Unidos si su presidente pierde, y se ha especulado mucho con el efecto que el lobby agresivo de Trump y las presiones públicas pueden ejercer, el que algunos también creen que puede ser contraproducente. El Financial Times, de hecho, habla de "cierta inquietud en Oslo ante las posibles represalias de Trump", en forma de aranceles u otras medidas, en un extenso artículo en el cual hace un repaso de las presiones que Trump está infligiendo en el gobierno noruego y al comité independiente para que lo escojan. "El presidente de los Estados Unidos ha sido descarado e implacable en su búsqueda de uno de los honores más prestigiosos del mundo, afirmando que sería un gran insulto no recibirlo", señala el diario, que cita expertos que muestran su escepticismo que esta campaña dé frutos.

Nina Græger, la directora del Instituto por la Pau de Oslo, considera que "presionar el comité, insistir que ‘necesito el premio, soy el candidato digno’, no es un enfoque muy pacífico. El director del Instituto Noruego de Asuntos Internacional, Halvard Leira, recuerda que “ha habido campañas antes, pero han estado más sutiles”, en referencia a la iniciativa "bastante sofisticada" de Corea del Sur para premiar a su presidente Kim Dae-Jung en el 2000. Leira cree que esto podría influir en el comité para elegir alguien que pueda “apaciguar Trump”, por ejemplo, premiando un grupo humanitario como las Emergency Response Rooms en el Sudán.

En este sentido, el rotativo señala que "pocos en Oslo creen que el comité, los cinco miembros del cual incluyen un defensor de los derechos humanos, un experto en política exterior y tres exministros, otorgue el premio a Trump este año". Sin embargo, apunta que no sería extraño que el ganador fuera una persona o un grupo de derechos humanos "que no se considere demasiado antagonista de los Estados Unidos o de Israel".

El artículo también incluye la opinión de un diplomático europeo que destaca el hecho que Trump cambiara recetment el nombre del Ministerio de Defensa a Departamento de Guerra. "Que él ganara el premio de la paz enviaría una señal extraña", afirma el diplomático, que añade: 'Pero todos vivimos en el mundo de Trump ahora. Este debate sobre el Nobel no hace más que ponerlo de manifiesto".