La disputa fronteriza entre Tailandia y Camboya, que va se remonta a principios del siglo XX y estalló el jueves pasado en un nuevo enfrentamiento con bombardeos y tiroteos, ya se ha cobrado 32 víctimas mortales y más de 160.000 personas que han tenido que huir de ambos territorios. Ya en el tercer día de enfrentamientos, las autoridades de Camboya y Tailandia han hecho un llamamiento a la desescalada de un conflicto entre ellos que se ha incrementado en las últimas semanas en sus puntos fronterizos.

El embajador de Camboya ante las Naciones Unidas, Chhea Keo, ha exigido este viernes un alto el fuego "inmediato e "incondicional" en la frontera con Tailandia y, a su vez, ha evocado su derecho a la defensa legítima en sus operaciones contra el ejército del país vecino. "Camboya ha pedido un alto el fuego inmediato, incondicional, y también pedimos una solución pacífica de la disputa", ha expresado el embajador Keo en unas declaraciones después de una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridades recogidas por los medios locales.

En este contexto, el secretario de Estado de Exteriores camboyano, Kung Phoak, ha afirmado que "Camboya no es el agresor y está actuando estrictamente para defender su territorio legítimo, basándose en instrumentos jurídicos reconocidos internacionalmente". En más, ha señalado que "lo que Tailandia está haciendo ahora no solo intensifica las tensiones en la frontera, sino que también representa una amenaza para la paz y la estabilidad regional e internacional". Según datos del Ministerio de Defensa, cinco militares han muerto y 21 han resultado heridos, mientras que ocho civiles han perdido la vida y 50 más han resultado heridos, según ha informado el medio de comunicación líder en Camboya The Phnom Penh Post.

Rechazo del uso de la fuerza

El Ministerio de Exteriores de Tailandia ha difundido la declaración de su representante ante las Naciones Unidas, Cherdchai Chivaivid, durante la reunión del Consejo de Seguridad, en que ha instado a una resolución pacífica del conflicto y ha rechazado rotundamente el uso de la fuerza. "Como nación amante de la paz, Tailandia rechaza categóricamente el uso de la fuerza como medio para resolver disputas internacionales", ha afirmado, reiterando el compromiso con las vías pacíficas de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas. Sin embargo, ha defendido que su respuesta ha sido una acción de legítima defensa delante "el peligro inminente" de las fuerzas armadas camboyanas, asegurando que ha sido "limitada" y "proporcionada", y que ha evitado atacar la población civil.