Si hay alguna cosa que caracteriza la gastronomía andorrana son las bordas. Edificios de piedra con tejados de dos aguas que antiguamente servían para guardar el ganado y refugiarse de las inclemencias del tiempo. Las bordas son un símbolo de la cultura de Andorra y pirenaica que en muchos casos se han mantenido y restaurado para ofrecer al público una muestra de lo bueno y mejor de la cocina del país. Una de las más especiales es esta, ubicada en la Massana y a los pies de las montañas.
Un espacio con encanto
En la carretera de Erts, 51, en Andorra, hay un restaurante ubicado en una borda que sirve platos de cocina tradicional. Se trata de la Borda Xicoies, antiguamente conocida como Borda Raubert. Se trata de una borda aislada junto a la carretera que ofrece cocina casera de primera calidad. En el exterior de la borda, además del parking, hay un pequeño jardín que da la bienvenida. Dentro, un pequeño comedor con capacidad para una veintena de comensales ocupa el espacio central de una sala donde, además, hay una barra a mano derecha y una imponente brasa abierta en un rincón a mano izquierda. Con una decoración rústica y los muebles y las paredes de madera, la borda mantiene la esencia tradicional de un restaurante de cocina tradicional.
Platos suculentos
La oferta de la Borda Xicoies consta de diferentes platos típicos de la cocina de montaña. Platos que Andorra comparte con la cocina tradicional catalana y que aquí ejecutan a la perfección. Como buen restaurante tradicional, lo primero que te ofrecen cuando te sientas en la mesa es pan tostado, ajo, tomate y aceite. Como entrantes, también tienen unas deliciosas croquetas de asado. De primero, uno de los mejores platos es el trinxat de montaña, un plato aparentemente sencillo, pero que requiere mucha técnica para poder hacerlo a la perfección. Col, patata y tocino es todo lo que hace falta para elaborar este delicioso plato.
Con respecto a la carne, en un restaurante tradicional no podía faltar un buen fricandó
Con respecto a los segundos, en la Borda Xicoies tocan bien tanto el pescado como la carne. Uno de los platos más destacados de pescado es el bacalao con Idiazabal, una preparación hecha al estilo tradicional acompañada de una salsa menos habitual, pero igualmente deliciosa. La untuosidad del queso eleva el plato en combinación con la textura tierna del bacalao. Con respecto a la carne, en un restaurante tradicional no podía faltar un buen fricandó. Aquí lo hacen bueno, abundante y bien jugoso, y lo acompañan con un poco de arroz blanco. Una opción ideal para los amantes de rebañar hasta la última gota de salsa del plato. Para acabar la comida, el restaurante ofrece diferentes postres caseros, entre los cuales destaca la torrija.