El cocinero Víctor Pardo colgó las botas de fútbol hace un tiempo, pero no ha dejado de marcar goles: tomar relevo del restaurante La Bonaigua, fue un acierto que ha hecho crecer con solidez un negocio familiar que arrancó a partir de un menú de 625 pesetas y que escojo por un platazo de langosta, patatas y huevos fritos que hace tiempo que me guiña el ojo. Pero encuentro mucho más que eso: cocina precisa, producto muy bueno, reservados excelentes y trato supremo.

Restaurante La Bonaigua: una combinación infalible

"Mis padres, Sònia Serrano y David Pardo, y mis abuelos, Inma Grau y Paco Serrano, llevaban el bar del ateneo de Sant Just Desvern", explica Víctor Pardo. Hacían cuatro tapas y mi abuela cocinaba muy bien. Pero en 1990 encontraron un local en la Carretera Reial que era una antigua forja, y decidieron montar un bar con la correspondiente barra gigante, máquinas tragaperras y de tabaco, y un gran comedor donde se hacía un menú y una carta de cocina clásica catalana de masía: bacalao de mil maneras, calçots, alcachofas a la brasa, etc.

Vitello tonnato – La Bonaigua – Rosa Molinero Trias
Vitello tonnato / Foto: Rosa Molinero Trias

La Bonaigua tiraba en frente con Sònia e Inma en la cocina y David y Paco en la sala, hasta que Víctor, que estudió el grado superior de cocina en el CETT e hizo prácticas en El Celler de Can Roca y en Quique Dacosta, y que había trabajado en Ca la Nuri, fue requerido por la familia. "Siempre me había gustado la cocina. Había trabajado de camarero en casa y conocía los interiores de un restaurante. El año 2016 me incorporo y me adapto a la oferta de menú y carta que había. Pero empiezo a añadir algunas cosas en el menú que rompían totalmente el escandallo, como un filete Wellington de cerdo. Estaba alucinado". También fue incorporando sus ideas a la carta, escogiendo buen producto, fuera gamba de Palamós o cigala de la Barceloneta, langosta o bogavante, buenos arroces.

El cambio definitivo llegó con una reforma profunda de la cocina que los permitió eliminar el menú y hacer una operativa adecuada a la carta que Víctor tenía a la cabeza y que la madre, que ahora pasaría a ser maître, ayudaría a vender con éxito en la sala. "Haría un restaurante donde yo quisiera ir a comer, de producto, de mercado, de temporalidad. Mi cocina depende de qué hay: acabo el servicio, consulto la oferta de los proveedores y eso es lo que se servirá mañana".

Colomí – La Bonaigua – Rosa Molinero Trias
Pichón / Foto: Rosa Molinero Trias

La mencionada langosta con huevos y patatas es una combinación infalible y los entrantes también lo son: los dados de una merluza fresquísima y rebozada se acompaña de salvia, también fresca y arrebozada, que da una frescura ideal al plato frito; el vitello tonnato está ejecutado con maestría y gusto, y sin miedo de la anchoa que pone el contraste en este mar y montaña que inventaron en el Piamonte. De postre, en una extravagancia propiciada por el champán y pedida por el Cerasuolo de Abruzzo de Valentini que ahora empezamos, pedimos pichón: el sabor dulce, pero ferroso de la carne del animal, cocinado en un punto perfecto, salseado con un fondo sabroso y cuatro frutos rojos, acompañado de un paté de sus interiores, hacen un maridaje sideral con la amargura de la uva Montepulciano.

Lluç rebozado con sàlvia – La Bonaigua – Rosa Molinero Trias
Merluza rebozada con salvia / Foto: Rosa Molinero Trias

El arroz de carabineros, la chuleta de ternera, el pescado a la brasa al estilo Getaria de asado, el pichón con frutos rojos, que se sirve a un punto perfecto, un fondo sabroso y con un paté de sus interiores, son algunos de los platos estrella de La Bonaigua.

"Es cocina de Barcelona, de Catalunya y del resto del estado, con pinceladas de producto italiano, porque la Antonella Messina, que dirige la cocina (conmigo y con Francisco Victorio) y es mi mujer, es siciliana. Y yo soy amante de la cocina italiana". Los cambios han llevado mejoras: el equipo se ha doblado y la clientela y la facturación se han aplicado. "También hemos mejorado mucho en la carta de vinos: es clásica pero vistosa, con cosas interesantes de la Borgoña y de Italia. Le debo el empuje en este sentido a Carlos Latre: eso nos ha hecho dar un paso adelante y diferenciarnos de muchos restaurantes", dice Pardo, que próximamente abrirá un restaurante en la zona de las Corts.