Cuando pienso en el Extra Bar pienso que es el 035 graciense. Se parecen por la importancia que tiene el vino y también por la carta corta, avispada y acertada: 11 ítems y alguna sugerencia son platos más que de sobra para hacernos entrar hambre y, si con esta cifra alguien no lo consiguiera, si no llegara a metérsenos por las muñecas hasta el botón del cerebro que nos hace salivar y, a su vez, abre las compuertas del estómago, tendría que asumir que su propuesta ha errado por mucho el tiro. No es el caso en absoluto.

¿Qué queremos comer cuando entramos en un bar? Queremos cosas frescas y cosas calientes, como gildas, ensaladilla rusa y roastbeef, croquetas, bravas y el montadito de foie con babka de chocolate. O sea, un poco de lo de siempre y también una pizca por sorpresa. Así es como funciona la atracción: entre la comodidad de saber por dónde pisamos y la aventura de conocer novedades, que aquí están presentes en forma de creatividad o de sugerencias del día, con un protagonismo especial del pescado y marisco frescos, cocinados a la plancha, como un tiradito o de la manera que aquel día crean que será más extra; mejor.

El Extra Bar es pequeño y porque es pequeño se gesta un ambiente muy especial

Tienen mucha manduca, viva, de temporada y se cocina mucho y con detalle. No es extraño porque tras la ocurrencia de abrir este bar está la buena gente de La Pubilla, un sitio indispensable de Gràcia que se ha convertido en un lugar mítico del jalar épico —este 2023 también han abierto el Hermós, dentro del Mercat de la Llibertat.

El Extra es pequeño y porque es pequeño se gesta un ambiente muy especial. Es de aquellos bares que cuando los miras desde fuera ves que tienen todo el sentido del mundo y que, aunque cada uno va a la suya —los cocineros con el trapo en el hombro a todo trapo y, los clientes, los unos sentados en la barra o en la envidiable contrabarra de la ventana, los otros en la mesa larga— parece que todo el mundo se mueva al unísono, al ritmo de la misma banda sonora, como si fueran un gran corazón que late.

Focaccia tostada, queso brie, trufa de verano y anchoa
Focaccia tostada, queso brie, trufa de verano y anchoa / Foto: R.M.

Un bar es bonito que tenga una vitrina con platos golosos, y el Extra la tiene. También genera buen ambiente que en todos nos cuelguen un poco las piernas, porque nos relajamos y cogemos otras posturas menos cotidianas y más atractivas, que nos hacen gráciles y escultóricos, y el Extra tiene unas sillas altas y cómodas a tal efecto. Además, por dentro está pintado de un negro elegante, pero no es oscuro sino muy luminoso, y eso genera un contraste muy estético al cual se añade la guinda del pastel: si te sientas cerca de la ventana quedarás regado de rojo por el pequeño neón que sobrevuela tu cabeza.

Asimismo, unos metros por encima de todo el mundo y rodeando gran parte del local, el vino. Afortunadamente, aquí no fruncen el ceño cuando pides un fino o un Corpinnat, y tendrán Champagne si el cuerpo te lo pide, y vino natural si es lo que te mueve últimamente, y también opciones de corte más clásico. ¿Quieres empezar a beber mejor vino? Pasa por aquí. ¿Quieres seguir bebiendo igual de bien como siempre? También. ¿Quieres conocer a otros productores con frecuencia? Ya sabes dónde encontrarlos. El vermú para empezar y los combinados para acabar completan la oferta de bebidas para brindar por este lugar incombustible que nos pone contentos sencillamente siendo un bar como es debido.