Una nueva receta de la cocina de aprovechamiento, que siempre ha estado en vigor, pero en los tiempos que corren vuelve a ser una cocina de nuevo en alza. Las croquetas de cocido también son conocidas como Croquetas Morellanes. En realidad, esta receta se hace mezclando la harina con la leche y la carne y verdura sobrante de la Escudella y/o Cocido, hasta obtener una masa espesa.
Hoy, os mostraré una elaboración alternativa, que consiste en preparar primero una bechamel que utilizaremos para triturar el sobrante de la Escudella y/o Cocido. Nos quedará prácticamente igual, pero a mí me gusta más, ya que la bechamel aportará algunos matices adicionales (como la mantequilla, la nuez moscada, etc.). Las cantidades de bechamel y de carne irán un poco a ojo. El objetivo es encontrar la textura de croqueta adecuada, y pienso que podéis haceros una idea con las fotos que os muestro. El resultado, son unas sabrosas y magníficas croquetas caseras, de aquellas que difícilmente encontraréis en un restaurante. Que aproveche.
carne y verdura sobrante de la Escudella y/o cocido
harina
leche
huevo
pan rallado
aceite para freír
sal
Variantes:
Esta misma masa se puede envolver con placas de canelones y freírlos
Podéis mezclar el sobrante de la Escudella y/o cocido con la bechamel
La Escudella i Carn d'olla catalana y el tradicional cocido (elaboraciones muy parecidas) son elaboraciones que siempre vale la pena cocinar. Por eso, siempre es interesante hacer bastante, para que nos sobre. Y esas sobras nos dan pie a estas recetas secundarias.
Cortaremos cada ingrediente en trocitos y retiraremos los huesos, la piel y las partes más duras.
Yo pongo de todo, garbanzos, zanahoria, butifarra e incluso chorizo. Lo reservamos.
Ahora tenemos que hacer una bechamel tradicional.
Una vez hecha, la mezclaremos con el cocido. No os quiero aconsejar demasiado sobre qué cantidad de bechamel tenéis que hacer, ya que dependerá de la cantidad de cocido y de la textura que queremos darle a las croquetas. Yo acostumbro a hacer medio litro de leche para la cantidad de cocido que habéis visto en las fotos. De todos modos, si os falta, podéis añadir un poco de leche caliente directamente. Y si os sobra, siempre podéis improvisar unos macarrones o unas patatas al horno con bechamel. ¡Aquí no se tira nada!
Colocaremos la carne (o lo hacéis en dos tandas) dentro del recipiente para triturar.
Verted un cucharón grande de bechamel y triturad.
Aseguraos que tenga la textura correcta y que quede bien picado. O no, si sois de los que os gusta encontraros trocitos en la croqueta no lo trituréis demasiado. Lo dejo al gusto del consumidor.
Perfecto. No hay que salarlo, ya que todo ya ha sido salado con anterioridad.
Esta pasta de croqueta se tendrá que enfriar.
Cubríd la pasta con papel film y evitaréis que coja piel. Dejad que se enfríe completamente a temperatura ambiente. A continuación, ya podréis reservar la pasta en la nevera. De un día para otro está mejor y se puede trabajar mejor. Si lo hacéis el mismo día, la pasta se os puede deshacer con facilidad.
El siguiente paso será rebozarlas. Batimos un par de huevos.
Por otra parte, preparamos un plato con pan rallado...
... y otro con harina.
Y ahora es cuestión de ir cogiendo porciones de pasta...
... pasarlas por harina...
... pasarlas por huevo batido y...
... finalmente, rebozarlas con el pan rallado.
Dadle a la croqueta un aspecto de croqueta. Las croquetas caseras no son perfectas y su aspecto forma parte de la gracia de estas croquetas. Lo que acostumbro a hacer, ahora, es reservarlas en un plato con papel film en el congelador. Cuando estén congeladas será más fácil manipularlas y freírlas.
A la hora de freírlas, aseguraos que el aceite esté bien caliente.
E ir haciendo.
Freídlas con abundante aceite hasta que estén doradas.
Por lo tanto, si habéis congelado las croquetas, asegurad que han estado friendo el tiempo necesario para calentarse de dentro. Personalmente, encuentro muy desagradable comer una croqueta que quema por fuera pero que todavía tiene el corazón frio o congelado.
Las iremos reservando sobre un papel absorbente.
Y a servirlas en la mesa bien calentitas.
Ummmm.... ¡Que aproveche!
¡Buen provecho!