La gastronomía tiene muchos platos que si no los sabes entender bien, te pueden apartar del disfrute de este sector sensacional. Sin embargo, hay otros que sin ningún tipo de duda hacen que te acerques en el mundo culinario. Y, por qué no, también facilitan un autoconocimiento y concienciación social. Pero bien, vamos al grano. Hablo del guacamole y su esencia: aquel carácter social, reconciliador y gastronómicamente delicioso. Una tapa o un plato, cada uno lo que considere y prefiera, que este sábado 16 de septiembre 'hace años', ya que es el Día Mundial del Guacamole.

Día Mundial del Guacamole: charlar, comer y disfrutar

Aprovechando la ocasión que es el día del guacamole (bueno, para mí lo es cada día) quiero hacer una oda a este producto, que es mucho más necesario de lo que nos pensamos. No sé si soy el único a quien le ha pasado, pero cuando quedamos con el grupo de amigos o hay una comida familiar hay dos elementos que no pueden faltar en la mesa: el hummus y el guacamole. Y es que los dos, si nos paramos un momento a pensar, tienen la misma función vital. Son dos comidas que van más allá de la gastronomía y traspasan fronteras.

Yo interpreto estos platos como algo social, una especie de reconciliación o punto de partida. No visualizo a una persona sola comiendo guacamole sentada en la silla mientras observa a través de la ventana la tormenta de la tarde. Más bien todo el contrario. Reconozco y le autoproclamo el carácter social porque gracias a la etnografía y a los últimos años he podido comprobar que el guacamole no solo transforma paladares; transforma estados de ánimo.

El hummus y el guacamole comparten una función vital más allá de satisfacer el hambre: traspasan fronteras gastronómicas. Interpreto estos platos como algo social. De hecho, reconozco el guacamole y le autoproclamo esta distinción porque no solo transforma paladares, sino que cambia los estados de ánimo.

No puedo contar las ocasiones en las que nos hemos reunido en torno a una mesa con los amigos, cada uno con su silla y sus pensamientos. Y lo que aquella noche nos había unido era el guacamole. No hay que decirlo que era una excusa para vernos, pero era y es así. El guacamole reúne a las personas, las ayuda, las alimenta y las hace disfrutar. Ahora te explico qué me pasa, qué problemas tengo en mi vida, mientras degusto con unos palitos o nachos un poco de guacamole. Podríamos decir que, y espero no ser el único, que el guacamole es el psicólogo de la alimentación.

Con todo, lo que quiero hacer valer son estos platos o ingredientes que hacen rescoldo. Que hacen familia y van más allá del simple hecho banal de comer. Porque comer involucra mil cosas más y el guacamole o el hummus son dos ejemplos sensacionales para resaltar el poder transversal de la gastronomía. ¡Larga vida al 16 de septiembre y al Día Mundial del Guacamole!