Quedan pocas horas para que el Barça femenino pueda ganar una nueva Champions League. En frente se encontrará un hueso duro de roer: el Arsenal. Las jugadoras, sin embargo, empujadas y animadas por más de 15.000 voces blaugranas lo darán todo para alzarse con el título europeo. Una afición que ya se encuentra en Lisboa, escenario de la final, y que tiene todavía unas horas para recorrer la capital y descubrir los restaurantes imprescindibles donde comer bien.

7 platos portugueses que tienes que probar si viajas a Lisboa

Más allá de los restaurantes, sin embargo, es muy atractivo descubrir también los platos de la auténtica cocina portuguesa. Ir de viaje a veces es retornar a los sitios que te hacen sentir vivo. Y aunque no sea imprescindible justificarlo, la gastronomía portuguesa puede convertirse en una razón de peso. Cada nueva estancia en este territorio de la Península te despertará un interés creciente por su cocina. Sabores insospechados e itinerarios sorprendentes; elaboraciones y hábitos culinarios que te harán ver la comida como una experiencia que va mucho más allá del sabor. ¿Cuáles son las recetas más icónicas de Lisboa? ¿Qué es aquello que no puede faltar en una mesa de Portugal en una celebración especial? A continuación, te descubrimos los 7 platos portugueses que tienes que probar si viajas a Lisboa.

Pastel de bacalao

Dicen en Portugal que hay más maneras de cocinar bacalao que días tiene el año. Y no es ninguna exageración. Una de las más apreciadas son los pasteles de bacalao, unas croquetas que combinan la textura crujiente del exterior con la suavidad y el sabor intenso del pescado desmenuzado dentro. Ideales para servir con una ensalada fresca o como tapa para compartir.

Bacalao a la brasa

No dejemos el bacalao, la estrella de este país, ya que los platos con este pescado pueden ser muy creativos. El bacalao sigue siendo el rey de la cocina portuguesa y se puede preparar de mil formas diferentes. Una propuesta deliciosa consiste en saltarlo con cebolla tierna, añadir patatas laminadas bien finas y acabarlo con unas olivas y un poco de perejil picado. Esta combinación, que a menudo se hace a la brasa, es sorprendentemente sencilla y muy popular en los hogares portugueses.

Sopa verde

Muy presente en las festividades locales, la sopa verde es un plato tradicional que combina la dulzura de la patata con el sabor intenso del chorizo. Las hojas finas de col le dan color y textura, mientras que la cebolla aporta profundidad. Es una sopa reconfortante que se puede servir como primer plato o como opción ligera para cenar.

Guiso de pescado

El ingrediente principal es una variada oferta de pescados, generalmente se usa rodaballo, congrio y merluza. Admite todo tipo de pescados y patatas cortadas en rodajas junto con cebolla. La cocción se realiza en unos veinte minutos y se aromatiza con hojas de laurel, pimienta negra y un poco de vinagre. Antiguamente, los pescadores utilizaban en la caldeirada los pescados de menor valor, o aquellos que se rompían en las redes de pescar. A veces para sazonar el pescado se le añadía un poco de agua del mar al caldeiro.

Almejas al estilo Bulhão Pato

Este plato es sinónimo de verano y de buenos ratos. Las almejas, cocinadas con aceite de oliva, ajo, cilantro fresco y, a veces, un toque de vino blanco, son irresistibles. Pero el verdadero placer es mojar pan y no dejar ni una gota de la salsa. Es perfecto para compartir al aire libre con una bebida bien fría.

Butifarra Mirandela

La historia de este embutido es curiosa: los judíos lo inventaron para hacer ver que seguían las costumbres cristianas y esquivar la persecución. El alheira, que originalmente no llevaba cerdo, se ha convertido en un plato tradicional que a menudo se presenta con un huevo frito y patatas fritas. Tiene un sabor ahumado muy característico que lo hace inconfundible.

Pastel de Belém

No podíamos acabar este listado de recomendaciones sin pasarnos por los postres y recomendar el pastel de Belém. Este famoso dulce lisboeta se elabora a partir de una receta que antiguamente guardaban las monjas de un convento próximo al Monasterio de los Jerónimos. El pastel de Belém se ha ganado un sitio especial en la repostería portuguesa, aunque a menudo se compara con el pastel de nata. Algunos dicen que solo cambia el nombre; de otros, que el sabor y la textura son únicos e inigualables.