El ajoblanco es una sopa fría muy típica de Andalucía que suele acompañarse de uva. Lo que no es tan habitual es incluir la uva en la sopa, aunque la combinación sea mucho más placentera e interesante. Eso sí, la receta merece un cariño adicional: hay que quitar manualmente las semillas de la uva antes de triturar la sopa (hay variedades híbridas sin semillas, pero suelen ser menos aromáticas), y colar la sopa con un colador muy fino para retirar cualquier resto de piel. Si no has de preparar esta receta para veinte comensales, el esfuerzo valdrá la pena.

LA GOURMETERIA 4 15 F

Ingredientes para 4 personas

  • 300 g de uva blanca (idealmente moscatel)
  • 150 g almendras crudas sin piel
  • 150 g miga de pan (fresca o seca)
  • 2 granos de ajo medios
  • 100 ml Aceite de Oliva Verge Extra
  • 500 ml de agua mineral
  • 3 cucharadas de vinagre de jerez o de manzana

La receta

  1. En un bol, poner las almendras en remojo toda la noche o un mínimo de dos horas.
  2. En un plato, poner la miga de pan en remojo hasta que se haya empapado por completo.
  3. Desgranar la uva de moscatel y cortar con un cuchillo todos los granos por la mitad. Seguidamente, retirar con los dedos todas las semillas interiores; si están maduras tendrán una apariencia leñosa y se desprenderán de la pulpa con facilidad.
  4. En un vaso triturador, poner los ajos pelados y laminados, el pan y las almendras escurridas, y triturar hasta obtener una textura homogénea. Si estuviera muy espeso, puedes añadir un vaso de agua.
  5. Añadir el resto de ingredientes y corregir de sal. Cuando esté todo bien integrado, ya puede colarlo con un colador metálico.
  6. Servir bien frío y con algunas mitades de uva encima. También puede darle un toque con un chorrito de aceite de oliva e incluso unas hojas de menta.

Consejo

El ajoblanco no deja de ser como un gazpacho y la proporción de sus ingredientes no está exenta de debate. En este sentido, lo más importante es el equilibrio entre el vinagre, la dulzura de la uva y la sal; el resto son accesorios.