Con la llegada del verano, las frutas de temporada se convierten en protagonistas de nuestra dieta. Las fresas, en concreto, son una de las más consumidas durante los meses cálidos por su sabor dulce, su frescor y versatilidad en la cocina. Sin embargo, también son una de las frutas más delicadas y perecederas. Basta con dejarlas un par de días fuera de la nevera o almacenarlas mal para que se estropeen, se ablanden o aparezca moho. Por suerte, hay un truco muy sencillo que puede alargar notablemente su frescura y conservarlas perfectas durante más tiempo.
El truco para que las fresas duren más frescas
El secreto está en un método casero que apenas lleva unos minutos y que consiste en lavar las fresas con una solución de agua y vinagre blanco. Esta mezcla no solo limpia la fruta en profundidad, sino que elimina bacterias y esporas de moho que pueden estar presentes y acelerar su descomposición. La proporción ideal es una parte de vinagre por cada cuatro partes de agua. Se sumergen las fresas durante unos minutos (de tres a cinco es suficiente) y después se aclaran bien bajo el grifo para eliminar el sabor o el olor del vinagre.

Una vez lavadas, es fundamental secarlas completamente. La humedad es el mayor enemigo de la conservación de frutas como la fresa, por lo que hay que asegurarse de que no queden restos de agua. Lo ideal es extenderlas sobre papel de cocina o un paño limpio y secarlas una a una, sin frotar. Después, se pueden guardar en un recipiente con tapa, pero sin cerrarlo herméticamente. Mejor si es con papel absorbente en la base para mantenerlas secas. Otra buena opción es conservarlas en un recipiente de cristal, cubiertas parcialmente, dentro del cajón de las verduras del frigorífico.
El secreto está en un método casero que apenas lleva unos minutos
Es importante destacar que este truco funciona mejor con fresas enteras y con el rabito verde intacto. No se recomienda cortar las fresas antes de tiempo ni retirarles el tallo hasta el momento en que se vayan a consumir, ya que eso acelera su deterioro. Además, aunque parezca tentador, no conviene guardarlas en bolsas de plástico cerradas, porque eso favorece la condensación y, con ello, la aparición de moho.

Con este sencillo procedimiento, es posible conservar las fresas frescas durante casi una semana, incluso con las altas temperaturas veraniegas. Así, podrás disfrutar de su sabor dulce y su textura perfecta sin prisas, evitando el desperdicio y sacando el máximo provecho a una de las frutas más sabrosas de la temporada.