Con la llegada de la primavera y el auge de las fresas en los mercados, muchas personas se lanzan a disfrutar de esta fruta deliciosa sin saber que, en la mayoría de los casos, las lavan mal. Las fresas, aunque parecen limpias a simple vista, pueden contener residuos de pesticidas, bacterias y suciedad acumulada durante su cultivo y transporte. Para consumirlas de forma segura, no basta con pasarles agua por encima. Existen métodos más eficaces que ayudan a conservar su frescura, sabor y, sobre todo, a evitar enfermedades gastrointestinales innecesarias.

Llevas lavando mal las fresas toda la vida

El primer paso fundamental es no lavarlas antes de guardarlas. Este error común acelera su descomposición, ya que la humedad favorece la aparición de moho. Lo ideal es lavarlas justo antes de comerlas. Además, la elección de la fruta también influye: se recomienda seleccionar fresas firmes, sin manchas y de color rojo intenso, por el hecho de que estas presentan menos posibilidades de contaminación.

Es fundamental no lavarlas antes de meterlas en la nevera / Foto: Unsplash
Es fundamental no lavarlas antes de meterlas en la nevera / Foto: Unsplash

El método más seguro y eficaz para lavar fresas comienza con una correcta preparación del entorno. Es clave que el fregadero, los utensilios y la superficie de trabajo estén perfectamente limpios para evitar una contaminación cruzada. Una vez listas, se colocan en un colador y se enjuagan con agua fría, moviéndolas suavemente para eliminar restos visibles de tierra o polvo. Si se quiere ir un paso más allá en la limpieza, es recomendable sumergir las fresas durante unos minutos en una solución natural de agua con sal o con vinagre. Solo hay que disolver una cucharada del ingrediente elegido en un litro de agua y dejar las fresas reposar entre cinco y diez minutos. Esto ayuda a eliminar microorganismos y residuos químicos que el simple enjuague no logra retirar. Después de este remojo, es importante aclararlas de nuevo con agua fría para evitar que queden restos de sabor.

Lavar correctamente las fresas, preserva su sabor y alarga su frescura

Para los más minuciosos, se puede usar un cepillo suave diseñado para frutas, con el que se puede frotar cada fresa con cuidado, especialmente en las zonas donde se acumule más suciedad. Por último, el secado es clave: hay que usar un paño limpio o papel absorbente para retirar el exceso de humedad sin dañar la fruta.

Mejor sumergirlas en agua con sal o vinagre unos 10 minutos / Foto: Unsplash
Mejor sumergirlas en agua con sal o vinagre unos 10 minutos / Foto: Unsplash

Lavar las fresas correctamente no solo mejora su seguridad alimentaria, sino que también preserva su sabor y alarga su frescura. Este pequeño gesto puede marcar la diferencia entre un postre saludable y una fuente de problemas digestivos. Incorporar estos pasos a tu rutina hará que disfrutes al máximo de esta fruta estacional sin correr riesgos innecesarios.