Aunque solemos pensar que comemos únicamente cuando tenemos hambre de verdad, la realidad es bastante más compleja. Tal como explicó la farmacéutica y divulgadora Boticaria García en el programa Y ahora Sonsoles de Antena 3, existen cinco tipos diferentes de hambre, y solo uno de ellos responde a una necesidad fisiológica real. El resto están condicionados por factores emocionales, ambientales u hormonales, lo que nos lleva muchas veces a comer sin necesidad y a establecer una relación poco saludable con la comida. Reconocer cuál es el tipo de hambre que estamos sintiendo en cada momento puede ayudarnos a controlar mejor lo que comemos y evitar caer en hábitos que no nos benefician.
Por qué comemos incluso cuando no tenemos hambre
Hambre-hambre
El único tipo de hambre que realmente tiene que ver con una necesidad nutricional es el que Boticaria llama “hambre-hambre”. Es la que sentimos cuando el estómago envía una señal al cerebro porque necesita nutrientes. Cuando comemos lo necesario, la grasa corporal envía la orden de parar, activando la saciedad. Este equilibrio natural regula de forma saludable lo que ingerimos. Sin embargo, no siempre es esa voz fisiológica la que guía nuestra alimentación. Con frecuencia, otros estímulos toman el control.
Hambre emocional
Uno de ellos es el hambre emocional, muy común en épocas de estrés, ansiedad o tristeza. En estas situaciones, nuestro cuerpo puede aumentar la producción de hormonas que nos empujan a comer, mientras que la señal de saciedad se debilita. Como resultado, comemos más sin sentirnos realmente satisfechos, y eso puede desembocar en un círculo vicioso difícil de romper. Este tipo de hambre no nace del estómago, sino del estado de ánimo.

Hambre ambiental
También está el hambre ambiental, provocada por estímulos externos como el olor de una comida, una imagen apetecible o incluso un anuncio. No tenemos hambre fisiológica, pero nuestro cerebro reacciona a lo que ve u huele como si la necesitara.
Hambre hormonal
Otro caso interesante es el del hambre hormonal, en el que las señales que regulan el apetito no funcionan correctamente. Esto sucede especialmente en personas con obesidad o con alteraciones metabólicas, que sienten hambre constante porque la señal de “ya basta” no llega correctamente.
Hambre “Dragon Khan”
El quinto tipo es el conocido como hambre “Dragon Khan”, una metáfora para explicar los altibajos provocados por los alimentos azucarados. Cuando desayunamos, por ejemplo, una palmera de chocolate, nuestra glucosa se dispara y luego cae en picado, lo que hace que al poco tiempo volvamos a tener hambre. Para evitar esta montaña rusa, Boticaria García recomienda desayunos más equilibrados, ricos en proteínas o alimentos salados que estabilicen la glucosa.

En definitiva, no siempre comemos porque lo necesitamos. A veces lo hacemos porque nuestro entorno, nuestras emociones o nuestro cuerpo nos lo piden por otros motivos. Saberlo puede ser el primer paso para comer mejor y con más conciencia.