La sandía es una de las frutas más apreciadas cuando llegan los meses de calor. Refrescante, dulce y muy hidratante, se convierte en una compañera ideal para sobrellevar las altas temperaturas. Aunque muchos no lo saben, la sandía es en realidad una hortaliza, y entre sus propiedades nutricionales destaca su alto contenido en vitamina A, beneficiosa para la vista y clave para mantener un sistema inmunológico fuerte. Sin embargo, por muy saludable que sea, esta fruta también puede deteriorarse con rapidez, y conviene aprender a identificar las señales que indican que ya no es segura para el consumo.
La señal que te avisa que debes tirar la sandía
Uno de los primeros consejos a la hora de comprar una sandía es elegir con criterio. Las piezas que están más arriba en las pilas del supermercado suelen estar en mejor estado, ya que las que están en la base pueden haber sido aplastadas o golpeadas, lo que acelera su deterioro. Una vez en casa, conviene tener en cuenta que, aunque la disfrutemos bien fría, la sandía es sensible al exceso de frío. Por eso, si decides guardarla en la nevera, lo mejor es colocarla en una zona con menor temperatura, como los cajones destinados a la fruta.
Otra señal importante a tener en cuenta es el peso. Si al cogerla notas que es demasiado ligera, eso puede indicar que ha perdido gran parte de su agua, lo que significa que está seca y pasada. En esos casos, lo mejor es no consumirla. También hay que observar el estado del tallo: si se encuentra demasiado verde, indica que la fruta fue recolectada demasiado pronto y aún no ha madurado completamente, con lo que no podrás disfrutar de su sabor como te imaginas.
Si al cogerla notas que es demasiado ligera, eso puede indicar que ha perdido gran parte de su agua
Pero la señal más clara de que una sandía debe ser desechada de inmediato es la presencia de moho. Si observas zonas con floridura en la superficie, ya sea blanca o negra, es una alerta clara de que la fruta se está pudriendo. También es motivo de desconfianza si ves manchas extrañas o si la carne del interior está agrietada o rota, ya que puede haber comenzado un proceso de descomposición interna.
Consumir una sandía en mal estado no solo arruina su sabor, también puede tener consecuencias para la salud. Por eso, es importante prestar atención a estos pequeños detalles antes de comerla e incluso de comprarla. Reconocer a tiempo estas señales puede evitarte un mal trago y ayudarte a disfrutar de esta deliciosa fruta en su mejor momento. Además, recuerda que su composición es ideal para mantener tu cuerpo hidratado este verano.