Fundado el 1929, Casa Leopoldo ha sido, es y será una de las emblemáticas casas de comidas de Barcelona. Después de 86 años de resistencia a una Guerra Civil y a la dictadura franquista, este local situado en la calle de Sant Rafael, 24, bajó la persiana en el 2015. Un choque de realidad y un golpe muy duro para los barceloneses que veían plasmado en uno de los sitios de referencia el cambio cultural y gastronómico que vivía Barcelona. Óscar Manresa y Romain Fornell intentaron remontar el vuelo de este icónico espacio, con todo el afecto para Barcelona y la cocina catalana de toda la vida.
Casa Leopoldo: un año del resurgimiento más esperado de Barcelona
Sin poder triunfar por culpa de la pandemia, una propiedad china dio un giro de 180 grados en el restaurante más famoso del Raval que había sido un refugio para artistas, escritores y bohemios. Por suerte, el grupo de restauración Banco de Boquerones adquirió el local para volver a dignificarlo y los trasladó a los años 30. Así pues, un siglo más tarde, y por suerte de todos nosotros recuperamos este espacio histórico de la ciudad para seguir dándole vida. Las paredes con solera y las baldosas emblemáticas conservan la esencia de una época. También su recetario tradicional catalán, con un desfile de platos como canelones de asado, albóndigas con sepia y favetes con butifarra y menta.

Cuando se cumple un año que volviera a abrir las puertas de nuevo, el mítico restaurante Casa Leopoldo ha querido reivindicar la que fue la suya histórica propietaria Rosa Gil con una comida espectacular. Gil ha sido la auténtica protagonista y donde han asistido viejos amigos como Eduardo Mendoza y Daniel Vázquez Sallés (hijo de Vázquez Montalbán), Carme Ruscalleda, Joan Gaspart, Víctor Amela, Pedro Balañá y Salvador Boix, entre otros. El acontecimiento también ha contado con la presencia del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, el escritor Jordi Soler y Carles Vilarrubí, presidente de la Academia Catalana de Gastronomía y Nutrición.

Casa Leopoldo, tesoro patrimonial de la ciudad, resurge para sorprender una vez más, y así poder seguir cautivando artistas, escritores y amigos que durante décadas habían disfrutado en su ambiente íntimo y familiar. Casa Leopoldo, un pilar en la historia de la capital catalana, ha vuelto a abrir las puertas para sumergir a sus visitantes a la esencia de la Barcelona histórica y bohemia con rincones decorados con toques, matices y un ambiente sorprendente, respetando elementos identificativos como las mesas, de hierro forjado y mármol, las baldosas portuguesas y algo de su estética torera. Destaca la Sala Rosa Gil, un comedor privado para ocho comensales y de color rosa, dedicada a la figura de la que fue histórica propietaria del restaurante. En definitiva, el interiorismo del local, a cargo de Barbara Lange, ha querido recuperar este toque clásico de la época, y le ha conferido al mismo tiempo un aire más contemporáneo.